Nuestra aviación, la Aviación General y Privada, requiere de libertad de acceso al espacio aéreo, que no es propiedad del Estado o del Gobierno, ni de AENA ni de las antiguas y obsoletas compañías aéreas de bandera.
El espacio aéreo es del pueblo y su acceso, dentro de unas mínimas normas de convivencia y seguridad, es de todos. Este es el gran secreto por el que la Aviación General en Norteamérica es el 70% de la mundial.
Pero incluso en este caso, la libertad hay que preservarla ante la amenaza de la sobre regulación, la burocracia y el mal gobierno. AOPA-EEUU, con sus más de 400.000 asociados, es la organización que lucha para garantizar la LIBERTAD de volar. IAOPA (la AOPA internacional) lucha por la libertad de vuelo en el resto del mundo. En España, AOPA-Spain, lucha para conquistar esta libertad, históricamente secuestrada.
Mientras en los EEUU y en la Europa de la posguerra se reutilizaban los aeródromos militares y se hacían de nuevos y se potenciaba una Aviación Privada accesible a la población, en España se abolían todas las libertades y, obviamente, también la de volar. Solo y como excepción a la regla, se pudo volar bajo la tutela y, a la vez, la ayuda del Ejército de Aire en los aeroclubes agrupados dentro del RACE (Real Aero Club de España).
Las dictaduras, las democracias poco consolidadas, los gobiernos sustentados en burocracias autoritarias o en manos de los monopolios estatales o paraestatales, o que solo gobiernan a favor de los grandes conglomerados monopolistas públicos o privados; todos ellos odian a los hombres y mujeres libres. Y los pilotos somos la quinta esencia de los hombres y mujeres libres.
Actualmente en España, las restricciones del pasado dejaron en manos del monopolio estatal de aeropuertos, AENA, 47 de los escasos 80 aeropuertos y aeródromos practicables. Mientras que en los países europeos de referencia y de tamaño similar (Reino Unido, Francia y Alemania) superan los 400 cada uno. Y con esta limitada infraestructura aeronáutica, a AENA no se le ocurre otra cosa que machacar al sector con las reducciones de horarios operativos, las tasas mínimas, la de pasajero y los «handlings» incontrolados.
Las Autoridades Aeronáuticas Españolas (DGAC) fueron durante muchos años los ejecutores materiales de estas restricciones heredadas de la dictadura. Después, cuando parecía que se iban a europeizar, cayo como maldición divina la sobre regulación europea, que fue interpretada por nuestras autoridades de forma maximalista y sin ningún respeto por la realidad de nuestra aviación.
Mientras nuestra recién creada y «moderna» AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea) se ponía las botas en una interpretación restrictiva, paralizando durante meses la flota de aviación general, cancelando titulaciones y habilitaciones de mecánicos e ingenieros y haciendo complicado, centralista y poco transparente el sistema de exámenes teóricos para la obtención de la titulación de Piloto Privado; en cambio, las agencias de los países europeos, en especial los de referencia, amortiguaban este exceso de regulación en defensa de su Aviación. De hecho, son funcionarios de la DGAC francesa los que lideran esta posición revisionista dentro de la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA).
El resultado final: una Aviación Privada y General al borde de la desaparición.
No obstante, hay brotes verdes, pequeños, pero los hay. El primero, la actitud franca y resuelta del nuevo Director General de Aviación Civil de plantear un nuevo marco normativo y práctico que permita revertir el proceso de ahogo de la Aviación General (AG) en España y potenciar su recuperación para acercarla a niveles europeos. Desde la dirección general se han convocado tres mesas de trabajo: acceso de la Aviación General (AG) a aeropuertos de Aena, acceso de la AG al espacio aéreo y normativa. Los «19 Medidas Urgentes para Salvar La Aviación General en España» presentados por AOPA-Spain marcaron la agenda de trabajo de dichas reuniones.
Texto: Carles Martí – Presidente de AOPA-Spain y del Aeroclub Barcelona-Sabadell