Vueling ha despedido a dos miembros de la sección sindical de SEPLA y ha sancionado al jefe con dos meses de empleo y sueldo, en una medida sin precedentes en la Aviación española. «La compañía innovadora innova también en el concepto de relaciones laborales con sus pilotos, imponiendo el despido como castigo a ejercer la labor propia de un delegado sindical», lamentan desde la Sección Sindical.
Los despidos son el colofón a una campaña de persecución al colectivo y a los miembros de la sección sindical de Sepla. El resultado es el clima laboral menos indicado para las operaciones aéreas.
No se entiende esta agresiva actitud de los directivos hacia un colectivo caracterizado por su demostrada profesionalidad e implicación en el futuro de la compañía. Cabe señalar que las condiciones salariales de los pilotos de Vueling son las más bajas del mercado (hasta un 70% menos que la media EU en algunos casos), y que fueron aceptadas así, en su momento, para permitir la consolidación de la empresa en el mercado. Prueba de ello, es el hecho de que Vueling reportando enormes beneficios a sus accionistas desde hace 6 años (fecha firma del I Convenio).
Reprimir la acción sindical por la vía del despido sólo obedece a la pretensión, de Alex Cruz y Fernando Val, de crear un modelo empresarial basado en un clima de temor a represalias, sumisión y obediencia absoluta, mientras las deficiencias en producción son cada vez más patentes. Muestra del gran interés de la Dirección al mantenimiento de esta política en pos de la producción, son las llamadas de jefes a pilotos para “darles un aviso” por sus comentarios en Facebook, las llamadas del jefe de pilotos obligando a los pilotos a enviar un mail expresando su intención voluntaria de ir a Italia (de lo contrario, el curso de comandante se cancelaría inmediatamente o su continuidad en la empresa no se garantizaría), aplicación de la “dedocracia” en la asignación de los cargos (solo disponible a los muy allegados tales como compañeros de piso, promoción…), premios a pilotos enviados por la compañía para señalar a quienes asisten a las asambleas de SEPLA, creación de mentores que vigilan el adoctrinamiento de los pilotos de nuevo ingreso, constante política de desprestigio hacia los miembros de la sección sindical de Sepla en Vueling, y un sin fin de detalles que conforman un ambiente enrarecido y contaminado.
Esta política comenzó a hacerse visible el pasado año con la desesperada presión ejercida por la empresa para que fuera ratificado el II Convenio -el cual suponía un importante retroceso en algunos aspectos-, meses después con los reiterados incumplimientos del mismo, en aspectos tan relevantes como programación o externalización de la producción, y hace escasas semanas con la imposición del proyecto base Italia.
El colofón a esta política ha sido el despido de dos representantes, de la actual sección sindical, y el expediente al propio jefe de la misma por desempeñar su acción sindical (denunciando los incumplimientos) y, justo después de su negativa, a firmar la propuesta de la Dirección para la apertura de bases en Italia y que se solicitara la convocatoria de la comisión de interpretación para evaluar los incumplimientos del convenio que se estuvieran produciendo, ya que incumple el recién estrenado II Convenio y a todas luces supone la primera fractura de la producción de la compañía.
A la Dirección no parece haberle sentado bien esta negativa del SEPLA, y ha optado por un camino que supone un hecho sin precedentes en la aviación española, que no ha hecho más que aumentar la ya consolidada crispación del colectivo. Este problema se añade a las importantes deficiencias de la producción que ya vienen sufriendo las tripulaciones desde los últimos 3 años.
Base Italia
Por otro lado, la Dirección ha impuesto un modelo de base en Italia sin acuerdo con Sepla, como exige el propio convenio en el art. 7.9. En opinión de la sección sindical de SEPLA en Vueling, este traslado forzoso (disfrazado, eso sí, de voluntario) lleva consigo unas condiciones que no se ajustan a la realidad del país, pues los pilotos allí tendrán una merma retributiva de en torno a una reducción del 35% al ya austero salario español, por la mayor carga fiscal y el elevado coste de vida con respeto España. Eso sin contar con la no aplicación de ciertos beneficios sociales contemplados en el Convenio. Sin embargo, lo más preocupante es el hecho de que los pilotos que forman parte de la aventura italiana, han sido obligados a rescindir “voluntariamente” el contrato de Vueling. Esto supone que renuncian al convenio, y por tanto el escalafón y todas sus protecciones.
Así, en caso de cierre de las bases no tienen ninguna garantía de trabajo, como tampoco garantía de vuelta a España, a pesar de las promesas verbales de los directivos. Tampoco es desdeñable, el contrato ofrecido por la empresa a estos pilotos; primero prometieron 18 meses pero ahora son sólo de 6 meses, y sin conocer siquiera qué garantías de cotización tendrán fuera de España. La sección sindical se negó en redondo a tal despropósito de propuesta por todos estos motivos, por no hablar de la preocupante deslocalización de la producción que generará la ya impuesta base Italia en estas condiciones, así como la fractura del escalafón (pilar fundamental en la igualdad de los Pilotos) por la creación otro italiano – lo que provocará adelantamientos y asimetrías de escalafón y por tanto incompensables agravios entre los pilotos.
II Convenio Colectivo
El II Convenio se ha caracterizado por ser no poco polémico, tanto por su contenido como por su forma en salir adelante. En cuanto al contenido, fomenta el desequilibrio entre los pilotos, aumenta la temporalidad a los desorbitados niveles del 35% (la competencia no contempla ninguna temporalidad), no se eliminan los niveles 5 y 6 que se habían creado condicionados a entrar en beneficios, significativas cesiones hacia la Dirección con respecto al convenio anterior, en temas de programación y régimen de trabajo y descanso, lo que ya afecta a la calidad de vida de los pilotos.
El Convenio se ratificó con el escaso margen de 9 votos (con la anterior Sección Sindical), después de que los jefes “ayudaran” a tomar la decisión de votar a favor a través de unas “desinteresadas” llamadas a decenas de pilotos argumentando que si no salía adelante el Convenio, no habría crecimiento, y por tanto no se soltaría de comandante o no podría continuar en la compañía el siguiente invierno. Hay que recordar que este convenio se firmó con la oposición manifiesta de la actual sección sindical.
Escasos meses después de la ratificación, la sección sindical hizo la consulta al colectivo sobre si estaba a favor o en contra del convenio, y el resultado fue un casi 70% en contra. Gracias a las prisas por parte de la empresa a que saliera adelante el presente convenio con la anterior sección sindical, el convenio se ratificó pero curiosamente aún no está registrado. Siete meses después, no existe acuerdo entre la Sepla y la Dirección en las subsanaciones requeridas por la autoridad laboral.
Muestras de apoyo
Queremos mostrar nuestro agradecimiento a los comités de empresa de Barcelona y Madrid representados mayoritariamente por Stavla y CCOO por el apoyo mostrado. Asimismo, queremos también agradecer las muestras de solidaridad y apoyo a los miembros sancionados recibidas por parte del colectivo de pilotos de Iberia, Air Europa, Air Nostrum, así como del sindicato italiano de pilotos, ANPAC y de la Asociación Europea de Pilotos, ECA y otras instituciones europeas que se han puesto en contacto con SEPLA para el seguimiento de nuestras acciones. Estas muestras de apoyo y rechazo a las medidas adoptadas por parte de la compañía contra los representantes de los pilotos de Vueling, son un claro reflejo de la unidad de los pilotos en defensa de la profesión.
En definitiva, se amontonan los problemas y el colectivo se enfrenta a la presión propia de la operación cada vez más exigente por la falta de medios, a la que se añade la generada por la Dirección con las acciones impropias comentadas. No es comprensible esta política, excepto si la intención de la Dirección es la de intentar buscar un culpable del desastre que se avecina, que será un hecho si no se hace algo para remediarlo, y del que la Dirección de la Empresa será la única responsable.
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