El Aeropuerto de Teruel supera sus tres primeros años desde su apertura al tráfico aéreo, un periodo en el que ha triplicado con creces el número de operaciones. De las 178 registradas en su primer año de funcionamiento -de marzo de 2013 a marzo de 2014-, se ha pasado en el último a 620, casi 3,5 veces más.
La cifra global de aterrizajes y despegues registrada en el trienio ha sido de 1.197, lo que arroja una media superior a uno al día. Del total, 182 operaciones corresponden a grandes aeronaves, fundamentalmente de los fabricantes Boeing, Airbus y Bombardier, que vuelan a Teruel para utilizar los servicios de estacionamiento, mantenimiento y, en el futuro, reciclado de aeronaves que ofrece Tarmac, concesionaria del hangar y de la campa de aparcamiento de aviones.
El crecimiento de la actividad desde la apertura del aeropuerto ha sido mucho mayor, ya que el número de operaciones de este tipo se ha multiplicado por 15 al pasar de 8 en el primer año a 120 en el último. A finales del pasado mes de febrero había cerca de 80 aviones estacionados.
La mayor parte de los aviones son de gran tamaño, ligadas al negocio principal del aeropuerto, han tenido como origen o destino países del extranjero. Solo el 12,9% han sido vuelos nacionales y el 87,1%, internacionales. De estos últimos, el 42,7% corresponden al espacio Schengen -que incluye 26 países de la Unión Europea- y el 44,4% al resto del mundo.
Negocio internacional
A Teruel han llegado aviones de lugares tan lejanos como Kuala Lumpur (Malasia), Tokio (Japón) o Taipei (China), todos ellos situados a una distancia superior a 10.000 kilómetros. En estos tres años de funcionamiento, se han realizado operaciones con aeronaves de cuatro continentes, todos salvo Oceanía.
En el aeropuerto de Teruel se han asentado ya con carácter permanente un total de siete empresas. Además de la principal, Tarmac Aragón -filial de Airbus-, tiene su sede en la plataforma Inaer, que gestiona la base helitransportada medicalizada del 112 Aragón y que dispone de un hangar propio.
PLD Space, dedicada al desarrollo de motores cohete de combustible líquido para vuelos suborbitales, tiene en Teruel su banco de ensayos desde el pasado año.
También realiza ensayos en el aeropuerto la compañía británica Elson Space Engineering, en este caso de sistemas de aeronaves pilotadas en remoto, la misma línea de trabajo que desarrolla en la plataforma el consorcio Booster Space, en el que participan empresas de varios países.
BP Oil España se ocupa desde el pasado año del servicio de recepción, almacenamiento, suministro, descarga y venta de combustible y lubricantes para aeronaves en la plataforma de combustibles del aeropuerto.
La escuela de vuelo de pilotos comerciales británica Flying Time Aviation es la última empresa instalada en el aeródromo turolense, donde este verano empezará a impartir sus clases prácticas.
En 2014 y 2015 trabajó en el aeropuerto una octava empresa, HASA, que gestionó la base helitransportada contra incendios forestales que en esos dos ejercicios tuvo su sede en la plataforma aeroportuaria.
150 empleos directos
El aeródromo, con todas las actividades que en él se desarrollan, ha alcanzado ya la cifra de 150 empleos directos. La cifra incluye a los trabajadores de Tarmac y del resto de las empresas, a los del Consorcio del Aeropuerto -formado por el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Teruel- y a los de sus subcontratas para servicios como seguridad, mantenimiento, limpieza o bomberos.
Esta evolución, unida a las buenas expectativas de futuro lleva a sus responsables a calificar de exitosa la gestión de un aeródromo centrado desde sus inicios en los usos industriales y en la innovación aeronáutica.
El consejero de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda, José Luis Soro del gobierno de Aragón, y la alcaldesa de Teruel, Emma Buj, coinciden en calificar de «éxito» la trayectoria del aeropuerto en sus primeros tres años de funcionamiento. Soro y Buj, presidente y vicepresidenta, respectivamente, del Consorcio del Aeropuerto, achacaron estos buenos resultados al uso industrial del aeródromo, frente al fracaso de los construidos en los años de bonanza económica para pasajeros.
Soro considera que ha sido un acierto ir construyendo nuevas infraestructuras en función de las necesidades que iban surgiendo. «Crecer de manera progresiva es otra de las claves y nuestra intención es seguir invirtiendo en el aeropuerto en función de las necesidades que se vayan planteando», avanzó.
El consejero resaltó que en los últimos meses se ha registrado «un aumento muy interesante de la actividad» y mostró su confianza en que «se continúe con esta tendencia durante 2016».