Como parte de los esfuerzos de colaboración en todo el Reino Unido para evaluar la posible integración en el espacio aéreo de los aviones autónomos, la multinacional BAE Sysems ha iniciado una nueva fase de vuelos de prueba.
Estos vuelos los realiza con un Jetstream 31 que vuela sin la intervención de pilotos aunque estos se encuentran en el interior del avión y podrían tomar el control del mismo en cualquier momento.
Los ensayos se están llevando a cabo con la participación de profesionales de ingeniería de la división de aviones militares de la compañía y de las instalaciones de fabricación en Warton, Lancashire, Reino Unido.
Los últimos ensayos son autofinanciados por BAE Systems a un costo de alrededor de 400.000 libras esterlinas y se basan en los resultados del programa de investigación y desarrollo ASTRAEA (Autonomous Systems Technology Related Airborne Evaluation and Assessment) que se desarrolló entre 2008 y 2013.
En una serie de 17 vuelos, los ingenieros de BAE Systems pretenden probar la capacidad, madurez y operación segura de tecnologías aéreas autónomas controladas por un enlace basado en las comunicaciones por satélite. Esto tiene la ventaja de estar ya disponible en todo el mundo y, por lo tanto, permitir operaciones sin necesidad de nuevas infraestructuras.
También se están probando desarrollos adicionales de tecnologías de detección de aviones y evitación de nubes usando las imágenes de una cámara, para el caso de que fallase el radar y el sistema anticolisión TCAS.
Los resultados de los ensayos decidirán la dirección del futuro programa de aviones no tripulados de la Compañía y la conveniencia de probar aeronaves no tripuladas en el Reino Unido. En un futuro próximo, estas tecnologías de aeronaves no tripuladas también podrán ser llevadas al mercado para su uso en aeronaves comerciales y militares como ayudas a la tripulación existente.
La serie de vuelos de prueba implica un equipo de dos ingenieros a bordo que junto con los expertos en control de tráfico aéreo de la empresa NATS, evaluaran continuamente el rendimiento de los sistemas en el banco de pruebas. Los vuelos duran 1,5 horas y se realizan en espacios aéreos no congestionados en una rutentre Warton e Inverness, en Escocia, cubriendo alrededor de 300 millas y normalmente volando a 15.000 pies de altura.
Un piloto y un copiloto controlan el despegue y el aterrizaje, pero una vez en el aire y en el espacio aéreo controlado el Jetstream 31 vuela por sí mismo. En tierra un observador de los vuelos de prueba y un comandante de vehículos aéreos no tripulados -que es un piloto con licencia completa para estos ensayos- están monitoreando los vuelos a través de comunicaciones por satélite.
Noticia relacionada: «Llega el avión autónomo sin piloto», en www.elpais.com.