Paul Allen, cofundador de Microsoft, ha anunciado que desarrollará junto con el ingeniero y empresario Burt Rutan una nave con forma de avión gigante con capacidad para realizar vuelos tripulados y de carga al espacio. La nave tendrá unas dimensiones similares a las de un campo de fútbol y sus creadores esperan que realice su primer vuelo de prueba en 2016.
Ambos fueron los promotores de la nave SpaceshipOne (SS1), el primer avión espacial de uso privado y tripulado en alcanzar el espacio. «He soñado durante mucho tiempo dar el siguiente paso en los vuelos espaciales privados después del éxito de SpaceShipOne, para ofrecer un sistema de vuelo espacial orbital flexible», señaló Allen en un comunicado.
Para llevar a cabo su proyecto, Allen ha fundado Stratolaunch Systems, una compañía con sede en Huntsville (Alabama) que dirigirá el ex jefe de ingenieros de la NASA, Gary Wentz.
La compañía construirá un sistema de lanzamiento móvil con tres componentes principales: un avión construido por Scaled Composites, la compañía fundada por Rutan; un cohete de múltiples etapas que diseñará SpaceX, y un sistema de integración construido por Dynetics que permitirá cargar un cohete de 222 toneladas.
El plan de Allen es construir además un aeropuerto similar al Centro Espacial Kennedy que utiliza la NASA para sus lanzamientos, desde el que partan los vuelos espaciales comerciales, los envíos de carga y, en un futuro, misiones humanas.
El avión transportará una cápsula espacial con sus propios cohetes, que permitirán lanzarla desde el aire para colocarla en órbita, un sistema que aseguran que ahorrará costes al no tener que utilizar las grandes cantidades de combustible que necesitan los cohetes para realizar el lanzamiento desde la Tierra.
El avión gigante, que utilizará seis motores 747, tendrá un peso bruto de más de 500 toneladas y una envergadura de más 100 metros. Tendrá doble fuselaje y se construirá en los hangares de Stratolaunch que comenzarán a erigirse en breve en el Puerto Espacial de Mojave, en el estado de Nuevo México. Para el despegue y el aterrizaje, se requerirá una pista de 3,6 kilómetros.
Allen aseguró que este proyecto será «una solución innovadora que revolucionará los viajes espaciales».
Entre los miembros de la junta directiva de esta nueva empresa se encuentran algunos antiguos funcionarios de la NASA como el exdirector Michael Griffin.
«Creemos que esta tecnología tiene el potencial de convertir algún día en rutina los vuelos espaciales mediante la eliminación de muchas de las limitaciones asociadas con los cohetes lanzados desde la tierra», dijo Griffin.
Destacó que este sistema «también proporcionará la flexibilidad necesaria para realizar el lanzamiento desde una gran variedad de lugares».