EASA, la Agencia Europea de Seguridad Aérea, ha propuesto nuevas normas para combatir los riesgos de seguridad que pueden plantear los pilotos fatigados. Cabe señalar que aunque la Agencia ha realizado mejoras urgentes a su propuesta de normativa de diciembre de 2010, no son suficientes para proteger la seguridad de los pasajeros, según afirma el sindicato SEPLA en un comunicado.
Las investigaciones científicas demuestran donde hay que situar los limites del tiempo de vuelo y de los periodos de descanso, para garantizzar que los pilotos estén completamente alerta para transportar a los pasajeros de forma segura hasta sus destinos. No obstante, la nueva propuesta de EASA ignora dichas investigaciones en aspectos fundamentales.
«Los 50.000 comentarios emitidos por las partes afectadas respecto de la propuesta inicial de EASA, de diciembre 2010, enviaron un claro mensaje a la Agencia: que su propueta hacía aguas y que tenía que se revisada», comentó el presidente de SEPLA, Javier Martínez de Velasco. «La nueva propuesta revisada contiene una serie de cambios. No obstante, sigue habiendo muchos puntos críticos, tales como el número excesivo de horas de trabajo de imaginaria. Si no se cambia, al piloto podrían pedirle que aterrice el avión tras 20 o 21 horas de estar despierto. ¡Esto no es lo que se merecen los pasajeros! Ellos y los pilotos eperan que el legislador de la UE establezca una normativa fuerte en materia de seguridad».
«EASA encargó a tres expertos que evaluaran su propuesta. Por desgracia, parece que EASA ha elegido ignorar la mayoría de las recomendaciones realizadas por dichos científicos cuando afectan negativamente los intereses comerciales de las compañías», explicó Martínez de Velaco. «Por ejemplo, los científicos son unánimes al afirmar que los servicios nocturnos son especialmente fatigantes y que deben limitarse a 10 horas de tiempo de vuelo. Sin embargo, EASA cedió a las demandas de las compañías y estableció 11 horas como límite de tiempo de vuelo. Estas disposiciones legales (y muchas otras) van contra el mandato legal de EASA, contra el principio de precaución y contra el derecho del pasajero a un vuelo seguro. Estamos convencidos de que EASA puede y debe legislar mejor».