IATA formula varias recomendaciones para que Colombia aumente el valor de la aviación

Aeropuerto Internacional El Dorado / Ministerio de Transporte de Colombia

El Director General y CEO de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), Alexandre de Juniac, visitó Colombia recientemente y sostuvo reuniones con varios representantes de alto nivel del nuevo gobierno, incluyendo una audiencia con el presidente Iván Duque.

Coincidiendo con la visita de De Juniac, IATA publicó su último estudio sobreel valor del transporte aéreo en Colombia, que muestra que la aviación aporta actualmente alrededor de 7.500 millones de dólares al PIB anual del país y genera más de 600.000 empleos. Como el segundo mercado de aviación más grande de Suramérica, Colombia tiene un gran potencial de desarrollo.

Algunas de las recomendaciones de IATA a las autoridades colombianas tienen que ver con:

1.- Invertir en la infraestructura necesaria y adecuada, especialmente en el aeropuerto El Dorado de Bogotá. A pesar de las recientes inversiones, el aeropuerto sigue funcionando por encima de su capacidad designada. IATA acoge con satisfacción la decisión del Gobierno de centrarse en la ampliación y mejora de las instalaciones actuales, en lugar de optar por un nuevo aeropuerto.

El estudio exhaustivo previsto sobre el espacio aéreo de Bogotá ofrecerá sin duda soluciones adicionales para aumentar la capacidad de forma segura. También hay que considerar la ampliación de las horas de operación del aeropuerto, junto con la modernización de los procesos aeroportuarios. Además, el contrato del concesionario existente debe ser revisado urgentemente, en consulta con la industria. Los incentivos de la concesión deben estar alineados con los objetivos de crecimiento del país.

Otra cuestión relacionada con el aeropuerto de Bogotá es la introducción prevista de la autorización previa para los vuelos estadounidenses. IATA sólo apoyaría la verificación en origen si se consultara efectivamente a todas las partes interesadas y si un análisis de costos y beneficios mostrará beneficios mensurables para todos. La eficiencia operativa y la flexibilidad en toda la terminal del aeropuerto no deben verse comprometidas y la competitividad de Bogotá como aeropuerto centro de conexiones debe mantenerse.

2.- Mejorar la utilización del espacio aéreo, mediante el levantamiento de las restricciones en el espacio aéreo militar de Palanquero. Desde 2017, las aeronaves civiles han podido utilizar las «rutas condicionadas» (CDR por sus siglas en inglés) para sobrevolar la zona. IATA propone que los CDRs estén disponibles en todo momento y que sólo se cierren cuando se lleven a cabo operaciones o entrenamientos militares. Esto permitiría a las compañías aéreas incluir la ruta durante sus etapas de planificación de vuelos. La extensión de los CDRs a los vuelos que salen de Bogotá generaría mayores ahorros de tiempo, combustible y emisiones.

3.- Revisar las diferentes tasas que gravan el transporte aéreo. El valor económico de la aviación no radica en las tasas que aporta; sino en la actividad económica que genera la aviación. Hacer más accesible la conectividad con impuestos más bajos garantizará el crecimiento.

Los estudios de IATA muestran que una reducción del IVA del 19% al 10% tendrá un impacto positivo en los ingresos fiscales derivados del aumento del tráfico y de la actividad económica adicional. En la actualidad, entre el 33 y el 47% del precio total del billete en Colombia se le puede atribuir a los impuestos. El país tiene una estructura fiscal compleja con múltiples agencias y la aplicación burocrática y las excepciones crean una carga administrativa significativa para las aerolíneas, lo que causa más confusión e ineficiencias. Simplificando esto se fomentará la competitividad.

4.- El gobierno colombiano también necesita permitir una vez más, que las aerolíneas locales compensen sus emisiones de CO2 en el mercado internacional. Las restricciones actuales que limitan esta posibilidad a los proyectos nacionales de compensación de emisiones de carbono hacen que las compañías aéreas sólo puedan compensar menos del 20% de sus emisiones.

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