El fabricante italiano de asientos de avión, Avioninteriors, propone un tipo de equipamiento que seguramente es el que le gustaría instalar al patrón de Ryanair, Michael O’Leary, en sus aparatos.
Este tipo de asiento, que el fabricante define como «SkyRider», comporta una posición del cuerpo similar a la de un conductor de ciclomotor: está sentado, pero en una posición más rígida que en los asientos convencionales de avión.
Estos asientos, en caso aprobarse su instalación en los aviones, permitirían formar hilera con un espacio entre ellas de 23 pulgadas, 7 u 8 menos que en el equipamiento densificado de los aviones de bajo coste, según explica el periodista Pierre Sparco en www.aeromorning.com. Con lo cual, afirma, «en la práctica sería posibe instalar una quincena de hileras de asientos en el mismo espacio en el que ahora figuran 10 hileras».
Tras comentar que por ahora parece ser que no se ha consultado a la agencia europea de seguridad aérea (EASA), argumenta que «nada indica que un asiento de este tipo no pudiese ser homologado». Los problemas podrían surgir en el sentido de que el certificado de aeronavegabilidad de un avión establece el número máximo de asientos que puede llevar un aparato, cuestión que depende principalmente del número de salidas de emergencia y de la posibilidad de evacuar a todos los pasajeros en menos de 90 segundos.
Sparco considera que no se trata de llenar por completo un avión con este tipo de asientos. De su artículo se infiere que podría crearse una sub-clase de bajo coste, cuyos clientes idóneos podrían ser los jóvenes que no fuesen ni obesos ni excesivamente altos. Por descontado, estos asientos se utilizarían en trayectos de corto recorrido.
El periodista indica que las propuestas de O’Leary nos diverten pues aportan un toque de fantasía a un mundo donde la severidad de las normas es el pan de cada día. Sostiene que las compañías «tradicionales» pasan de imitarle, pero también constata que buena parte de ellas están ancladas en una visión elitista del transporte aéreo que cada vez tiene menos seguidores.
De forma irónica concluye que, algunas de ellas aún distribuyen a los pasajeros de forma gratuita algún pica-pica para distraer el apetito. Pero, concluye, «el homo erectus, versión O’Leary, es perfectamente capaz de sobrevivir durante 50 minutos sin beber un zumo de naranja gratuito».
Texto y edición: José Fernández – Imágenes virtuales: Avioninteriors