ENAIRE, la empresa pública que gestiona los servicios de navegación y control aéreo en España, participa esta semana en un simulacro con el que se pretende testar la capacidad de respuesta de los principales eslabones de la cadena de valor del transporte aéreo ante una hipotética erupción del volcán islandés Bárðarbunga.
El VOLCEX (Volcanic Exercise), en el que participan autoridades aeronáuticas, compañías aéreas, centros meteorológicos, observatorios vulcanológicos y proveedores de servicios de navegación aérea, está poniendo a prueba los procedimientos y planes de contingencia adoptados a nivel europeo y nacional para minimizar el impacto de las nubes de cenizas procedentes de una erupción volcánica en el tráfico aéreo.
En concreto, en el entrenamiento (que se viene desarrollando desde el pasado martes y finalizará hoy jueves) participan, entre otros, ENAIRE, la Agencia Española de Meteorología (Aemet), su homóloga británica Met Watch Office, el Centro de Aviso de Cenizas Volcánicas de Londres (VAAC), la oficina de gestión de red de Eurocontrol, Aena y la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA).
El Centro de Supervisión de la Red ENAIRE, responsables de afluencia y controladores aéreos, monitorizan permanentemente, en tiempo real, las evoluciones de la nube (simulada) de cenizas volcánicas desde Islandia hacia el norte de Europa y el mar Báltico, con ligera afección al espacio aéreo español.
Durante una erupción volcánica, grandes cantidades de ceniza pueden ser expulsadas a la atmósfera, alcanzando gran altura y flotando a la deriva con el viento. Las cenizas no aparecen en los radares meteorológicos y de control aéreo por el reducido tamaño de sus partículas, que constituyen una grave amenaza para la seguridad de la aviación.
En abril de 2010, la erupción del volcán islandés Eyjafjallajökull obligó a cerrar el espacio aéreo europeo durante seis días, causando un trastorno sin precedentes en el tráfico aéreo. Esta crisis afectó a 25 países, causó 2.500 millones de euros de pérdidas, supuso la cancelación de 100.000 vuelos y dejó en tierra a 10 millones de pasajeros. Como respuesta a esta situación, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) impulsó la creación de nueve centros supervisores de cenizas volcánicas (VAAC) repartidos por todo el mundo. España está bajo el área de responsabilidad del centro de Toulouse.
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