El pasado día 24 de marzo, un Boeing 787-9 de la aerolínea australiana Qantas con algo más de 200 pasajeros a bordo despegaba del aeropuerto de Perth, en Australia Occidental. Diecisiete horas, tres minutos y nueve husos horarios más tarde aterrizaba en las pistas de Heathrow, el principal aeródromo de Londres. / Este reportaje se puede leer en www.elpais.com.