La Administración de Aviación Civil de China (CAAC) ha proporcionado la validación del certificado de tipo para el ATR 42-600, con lo cual tiene luz verde para volar en el país y ser incluido en las flotas de las aerolíneas.
Según informó el fabricante europeo, un cliente chino no revelado ha formulado un pedido por tres ATR 42-600. Este avión de 42 asientos puede ser una buena herramienta para crear nuevas rutas en el interior de China, e impulsar el desarrollo de los aeropuertos regionales que se han construido y se construirán en el futuro.
Según informa Fly-News, entre 1997 y 2012 dos compañías operaron cinco ATR 72-500. Fueron los únicos ATR que han volado en China. Posteriormente, en 2020 se realizaron vuelos de validación del ATR 42-600 desde el Aeropuerto de francés de Francazal. Entre las pruebas figuraba un vuelo de tres horas de duración que estuvo supervisado por responsables de la aviación civil de China. Después, la pandemia ha retrasó hasta ahora que China haya dado su aprobación al regreso de ATR al país.
Nathalie Tarnaud Laude, consejera delegada de ATR, dijo: «Recibir la validación por parte de la CAAC del certificado de tipo del ATR 42-600, junto con un pedido en firme es un gran logro que marca la reintroducción de los turbohélices de ATR en China. ATR ofrece una alternativa eco-responsable a los jets, al tiempo que aporta confort y comodidad a los pasajeros».
La aviación regional tiene un efecto positivo bien estudiado en la economía y la sociedad de un país: el aumento de los vuelos regionales en un 10% genera un incremento del 5% en el turismo, del 6% en el PIB regional y del 8% en la inversión extranjera directa.
Fabrice Vautier, vicepresidente senior comercial de ATR, destacó que «para 2035, prevemos que se construirán más de 150 aeropuertos en China y los turbohélices desempeñarán un papel fundamental en la creación de una nueva red de rutas cortas, complementando la oferta de trenes de alta velocidad».
«Nuestra previsión a 20 años prevé la necesidad de 280 nuevos turbohélices en la región, y ATR está perfectamente situada para satisfacer esta demanda, contribuyendo además a disminuir la dependencia de las subvenciones públicas y aportando una reducción de las emisiones de CO2».