El aeropuerto de Corvera (Murcia) no sería más que un nuevo símbolo del despilfarro si no fuera por la guerra judicial (y hasta policial) que mantienen el Gobierno regional y la concesionaria Aeromur. A diferencia de otros aeródromos sin aviones, como Castellón y Ciudad Real, en el de Murcia no se sabe ni siquiera de quién son las llaves, quién lo explotará en caso de que se inaugure alguna vez y quién asumirá los más de 200 millones que se han enterrado en la infraestructura. / Esta noticia se puede leer en www.elpais.com.