La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) pide al gobierno de México que desarrolle la infraestructura aeroportuaria que permita satisfacer la creciente demanda de conectividad aérea en la principal entrada al país. El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México fue diseñado para 32 millones de pasajeros por año, pero en 2018 recibió 48 millones.
El actual gobierno mexicano canceló el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM) que estaba planificado para ofrecer una capacidad de 120 millones de pasajeros anuales. Con una estimación de crecimiento anual de 3,6% en el número de pasajeros para las próximas dos décadas, México enfrenta una crisis de capacidad.
El gobierno propuso un sistema de tres aeropuertos para la ciudad: operación continua del actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, mayor uso del Aeropuerto de Toluca y conversión de la Base Aérea de Santa Lucía para uso civil.
«La industria está decepcionada por la decisión de cancelar el proyecto NAIM. Pero la decisión ha sido tomada. La conectividad aérea segura y eficiente es fundamental para la economía mexicana y el desarrollo nacional. La implementación de una solución de tres aeropuertos presenta grandes desafíos técnicos y comerciales. Es imperativo que el gobierno y las partes interesadas de la industria trabajen juntas para encontrar la mejor manera de avanzar», dijo Alexandre de Juniac, Director General y CEO de IATA en la apertura del Aviation Summit México, evento organizado por IATA con el apoyo de Canaero, ALTA y ACI LAC.
La aviación es un pilar para el desarrollo económico y social del país. La industria aporta unos 38 mil millones de dólares a la economía mexicana y apoya unos 1.4 millones de empleos relacionados a la industria en México. «La decisión de cancelar NAIM pone en riesgo 200.000 empleos futuros y una derrama económica de US $ 20 mil millones anuales para 2035», dijo de Juniac.
Mientras el gobierno está desarrollando detalles de sus planes alternativos al NAIM, IATA presentó algunas consideraciones clave:
• Se deben satisfacer las necesidades básicas de las aerolíneas. El objetivo es proporcionar infraestructura suficiente para satisfacer la demanda, que debe estar disponible, ajustarse a las necesidades del usuario y a costos asequibles.
• La experiencia de la aerolínea debe ser tomada en consideración. Las aerolíneas tienen una vasta experiencia en la comprensión de las necesidades de los pasajeros y del mercado. Por lo tanto, también están en la mejor posición para tomar decisiones sobre qué aeropuerto servir a la luz de las realidades comerciales.
• La gestión del tráfico aéreo debe apoyar operaciones seguras y eficientes. «Los tres aeropuertos están muy cerca, en terrenos montañosos y a gran altura, poniendo en jaque las operaciones seguras y eficientes. No puedo hacer demasiado hincapié en la necesidad de coordinación técnica con los operadores para administrar cuidadosamente estos parámetros. La seguridad nunca debe ser comprometida. Y no queremos encontrar que las inversiones en estos tres aeropuertos se vean comprometidas por los requisitos de gestión del tráfico aéreo que, en última instancia, limitan su utilización. Lograr que la gestión del tráfico aéreo sea correcta es fundamental para la misión», dijo de Juniac.
• La escasa capacidad de slots debe asignarse en total conformidad con las recomendaciones mundiales de IATA (World Slot Guidelines – WSG). WSG es un sistema justo, transparente y global que funciona con estándares globales aceptados en más de 200 aeropuertos. “Es bueno ver que el actual Aeropuerto de la Ciudad de México ya se está moviendo progresivamente para alinearse con WSG. Pero es un sistema global, por lo que el cumplimiento total es fundamental”, dijo de Juniac.
«Hay una crisis de capacidad en la Ciudad de México y no hay tiempo que perder para encontrar una solución. Las aerolíneas necesitan saber con urgencia qué infraestructura estará disponible y cuándo. Luego podemos iniciar un diálogo con el gobierno que se enfocará en la mejor manera de usarlo. Las decisiones que son motivadas políticamente o burocráticamente asignadas, tienen resultados que probablemente no sean óptimos», dijo De Juniac.