La Comisión de Política Territorial y de Urbanismo de Cataluña emitió el martes 25 de febrero el último informe favorable del Plan director urbanístico y aeroportuario (PDUA) del aeródromo de la Cerdanya. Ahora, el consejero de Territorio y Sostenibilidad, Damià Calvet, lo podrá aprobar definitivamente.
La nueva propuesta de PDUA ordena el ámbito, lo racionaliza y reduce de forma muy considerable las previsiones de crecimiento contenidas en el documento anterior, aprobado inicialmente en 2015.
El objetivo de un PDUA, que aborda tanto los aspectos urbanísticos como los aeroportuarios, es calificar la zona de servicio, detallar las servidumbres aeronáuticas que afectan a los terrenos del entorno, ordenar todo el ámbito y especificar las condiciones que se deben respetar para el funcionamiento de la infraestructura.
El PDUA del aeródromo de la Cerdanya fue aprobado inicialmente en abril de 2015 y sometido a información pública, pero su aprobación definitiva se pospuso para dar respuesta a las inquietudes surgidas en el territorio. Desde entonces, el Departamento de Territorio y Sostenibilidad, los ayuntamientos afectados y el Consejo Comarcal han trabajado conjuntamente para acordar una nueva propuesta.
El verano de 2017 se remitió a las entidades municipales el documento modificado de acuerdo con los nuevos parámetros acordados para que pudieran valorarlo y hacer aportaciones. Fruto de este proceso de trabajo, se confirmó la voluntad de mantener la aviación lúdica y deportiva, ultraligeros, globos aerostáticos y vuelo a vela como actividad de referencia del aeródromo, que ha caracterizado la instalación desde los años 70, sin admitir la aviación comercial.
Con estas premisas, el PDUA se aprobó inicialmente de nuevo en abril de 2019 y se volvió a someter información pública y audiencia de los ayuntamientos afectados. En total, se han recibido cuatro alegaciones de particulares y asociaciones y cuatro informes de los ayuntamientos y consejos comarcales.
Protección del paisaje y mantenimiento de la pista
El documento aprobado hoy blinda el aeródromo contra cualquier ampliación de superficie y enfatiza la protección del paisaje ceretano. Así, se rebaja la categoría aeroportuaria de la instalación, pasando de 2B a 1B, que sólo permite aviación privada y no precisa de alargamiento de la pista actual. Esta categoría permite el despegue y aterrizaje de aviones de hasta 24 metros de envergadura, pero el Plan limita la envergadura a 15 metros para los aviones a motor y sólo se permiten naves de hasta 24 metros para el aterrizaje los planeadores de vuelo sin motor.
En la misma línea, se reduce la superficie calificada como sistema aeroportuario, pasando de las 43,6 hectáreas del anterior documento a las 25 del Plan aprobado hoy. El techo edificable total dentro del recinto también pasa de los 25.326 m2 que se preveían a 6.976 m2, sumando tanto las construcciones actuales como las futuras: 250 m2 nuevos en la zona de actividades complementarias, en lugar de los 13.000 previstos, y 2.900 m2 de nuevos hangares -y destinados mayoritariamente a aparatos de vuelo sin motor- frente a los 9.000 anteriores. En este sentido, cabe destacar que se suprime el uso residencial complementario y también la escuela de vuelo que preveía el anterior documento.
Otras 37 hectáreas quedan situadas fuera del recinto del aeródromo y se califican como zona de protección del paisaje, donde no se permitirá ninguna edificación y se garantizará el uso público.
Finalmente, se ha precisado el estudio de impacto acústico, se ha establecido la necesidad de que los nuevos edificios tengan un consumo energético prácticamente nulo, se ha fijado la obligación de habilitar puntos de recarga para vehículos eléctricos. La iluminación exterior del recinto también será el adecuado para evitar la contaminación lumínica y preservar la calidad del cielo nocturno.