El accidente del Boeing 777 de Asiana Airlines el pasado sábado en San Francisco, en el que murieron dos pasajeras, ha dejado además en su balance de víctimas a dos ocupantes paralizados, con lesiones en la columna vertebral, y a ocho en estado crítico, según ha informado una portavoz del Hospital General de la ciudad californiana.
La presidenta de la Agencia de Seguridad en los Transportes, Deborah Hersman, ha dicho en conferencia de prensa que la torre de control del aeropuerto no recibió aviso alguno de problemas cuando el Boeing 777 se aproximó a la pista el sábado en la tarde.
En opinión de las fuentes oficiales, la velocidad del avión al aterrizar era demasiado lenta. Deborah Hersman, ha precisado además que el piloto pidió no aterrizar y recobrar altura poco más de un segundo antes del impacto.
Los registros de datos del vuelo 214, que procedía de Shangái (China) con una escala en Seúl (Corea del Sur) indican que el piloto intentó acelerar los motores del avión aproximadamente 7 segundos antes de que la cola de la nave golpeara una barrera que separa el extremo de la pista 28 Izquierda y las aguas de la Bahía de San Francisco.
El grabador de voces en la cabina muestra que 1,5 segundos antes del impacto, los pilotos indicaron que iniciarían «una vuelta» para otro aterrizaje.
Un dato relevante es que a pesar de la amplia experiencia del piloto, más de 10 mil horas de vuelo, solo había volado 43 horas el Boeing 777. Y el aterrizaje fatídico era el primero que realizaba en San Francisco, motivo por el cual iba acompañado por un copilito que a su vez realizaba funciones de instructor.