Hace hoy 10 años nació un nuevo proyecto. Diferente en muchos sentidos. Tal vez su nombre fuese lo primero, mezcla de un verbo castellano y un gerundio anglicado, pero a éste le siguieron unos precios asequibles -ligados al trato cercano y amable- y la fidelización del cliente –nuestro mejor embajador.
Una década después podemos decir que, en esencia, Vueling está cumpliendo con sus objetivos, y lo que empezó siendo una modesta aerolínea con poco más de un centenar de trabajadores se ha convertido en una sólida compañía, adherida al grupo IAG, que cerrará el ejercicio 2014 con 90 aviones – 22 veces más que los cuatro con los que terminó el primer año de operaciones.
Si ese año se operó desde 10 ciudades en cuatro países, éste se hará a 131 aeropuertos en 36 países con 280 rutas. Y es que solo a partir de cierto número de aeronaves, rutas, destinos y millones de pasajeros, se tiene dimensión para evolucionar por delante de las demandas del mercado y no a expensas de las mismas.
Echamos un ojo atrás
El 1 de julio de 2004, el Airbus A-320 de matrícula EC IZD despegaba del aeropuerto barcelonés de El Prat rumbo a Ibiza. Aquel primer vuelo comercial de Vueling Airlines representó mucho más que el inicio de las operaciones de una nueva aerolínea. Visto con la perspectiva del tiempo, fue el comienzo de una década que ha transformado la aviación comercial española, consolidando a Barcelona como destino de turismo y negocios y potenciado a su aeropuerto hasta situarlo entre los más activos de Europa. Y no solo eso.
A este hito le han seguido bases en la capital española, Madrid; el norte de la península, A Coruña, Oviedo o Bilbao – donde Vueling suma el 41% de la cuota de mercado. En la zona mediterránea, Alicante -ahora además con vuelo directo al nuevo hub de Fiumicino- y Valencia. Málaga –con 5 aviones basados – y Sevilla en el sur. Y las islas. En Baleares, Palma de Mallorca e Ibiza, y en Canarias, Tenerife y Las Palmas.
Lo cierto es que en Vueling somos poco dados a la autocomplacencia. Un exceso de la misma es el germen del conformismo. Sin embargo, cumplir 10 años de vida invita a una pausa para la reflexión. Ha sido una década de cambios, de innovación, de ir creando una nueva manera de concebir el transporte aéreo. Diez años después de ese primer vuelo, Vueling ha contribuido decisivamente a cambiar el segmento ‘low cost’ por una categoría nueva, mucho más orientada a los servicios y a la calidad: ‘smart-cost’. Y en ese proceso, el avión se ha consolidado, como nunca antes, en un medio de transporte ubicuo, accesible, integrador, productivo… y divertido.
El tamaño sí importa
El crecimiento exponencial no es más que el reflejo cuantitativo de una evolución mucho más compleja caracterizada por la innovación, por el cuestionamiento de las convenciones dominantes y un esfuerzo permanente por estar cerca del cliente. Antes, durante y después de su viaje. Vueling ha sido pionera en facilitar desde la selección de asiento a la reserva a través de los sistemas globales de reservas a través de diferentes portales.
También ha creado un programa propio de acumulación de puntos aéreos –conocido como ‘Punto’-, o el servicio Premium, que agradece a los clientes la confianza depositada en la aerolínea mediante un teléfono exclusivo de atención, mostradores diferenciados, fast track o embarque preferente, entre otros.
Pero 2009 fue el año de la inflexión para Vueling, con dos hechos fundamentales en su evolución: la fusión con Clickair y el traslado a la recién estrenada T-1 del aeropuerto de El Prat. La fusión permitió ganar tamaño –pasando de 18 a 37 aviones— y duplicar prácticamente los restantes parámetros fundamentales, entre ellos el de pasajeros transportados, que superaron ese año la cota de los 10 millones.
Por su lado, la operación en la nueva terminal de El Prat, con sus ultra-eficientes instalaciones de gestión de pasajeros y equipajes, facilitó que al año siguiente, en mayo de 2010, Vueling rompiera otro de los grandes tabús de las llamadas ‘low cost’: ofrecer vuelos de conexión. Si en ese primer año la cifra de pasajeros de conexión fue testimonial (apenas 180.000) en 2013 fueron más de dos millones, representando más de un 18% de los pasajeros totales de la compañía y un tráfico que de otro modo no pasaría por el aeropuerto de Barcelona.
De “tú” a “Usted” sin perder la cercanía
Los A-320 que siguieron a aquel primer EC IZD no han dejado de ser la mejor opción para disfrutar unas vacaciones familiares en las playas de las Canarias, las Islas Griegas o los fiordos de Noruega. O para un realizar un viaje más original con pareja o amigos a destinos como Reikiavik, Dakar o Banjul. Pero, al mismo tiempo, Vueling se ha convertido en la conexión aérea preferida del viajero profesional –que ya supone el 44% de nuestros pasajeros- para gran número de ciudades españolas y los más importantes centros de negocios de Europa, norte de África y el Arco Euro-mediterráneo, desde Londres, París, Bruselas o Frankfurt a Beirut, Casablanca o Tel-Aviv.
Ese viajero de negocios encuentra en Vueling opciones y servicios que ninguna otra compañía de su clase puede ofrecer: tarifas Basic y Óptima con diferentes opciones y clase Excellence, con flexibilidad total de cambios, cancelación, asiento del medio libre, acceso a sala VIP, embarque preferente… Todo ello con Avios. Por aquel entonces había quien afirmaba que tarifas bajas y servicios equivalentes a una clase business en una aerolínea tradicional no era posible. Ahora intentan imitarnos.
¿El secreto? La pasión de un equipo
Vueling inicia su segunda década de vida con el reto de replicar y expandir su modelo internacionalmente. Si ya en 2009 se iniciaban las operaciones fuera de España, hoy contamos con bases en Roma, Ámsterdam y Florencia, además de los nightstops de Bruselas y París. Italia será el gran reto para la compañía en 2014, a lo largo del cual se introducirá once aviones para servir diferentes rutas entre dieciséis ciudades italianas y el conjunto de Europa a través del segundo hub de la compañía en Roma-Fiumicino, puesto en marcha esta primavera.
La fuerza motriz de esta nueva etapa seguirá siendo la misma que impulsó los primeros vuelos de la compañía hace diez años: volar primero con la imaginación –¿qué podemos hacer nuevo, mejor, diferente y que resulte atractivo y útil para nuestros clientes—para volar después con una flota que se encuentra en pleno proceso de renovación para convertirla en la más moderna de su segmento de Europa: con la última generación de Airbus de bajas emisiones, autonomía ampliada, conectividad WiFi y una nueva y más cómoda configuración interior.
Quienes se hacen esa pregunta día a día –los 2.206 empleados- continúan la tradición de quienes iniciaron la compañía: innovación, cuestionar las convenciones tradicionales de la industria, conectar con las necesidades de los clientes y hacerlo con estilo, amabilidad y buen humor. Miles de personas –desde pilotos y personal de cabina, a técnicos, administrativos, personal de atención al cliente, todo tipo de personas en diferentes partes de España y de Europa—han hecho la Vueling de hoy. Y todos ellos, sin excepción, son conscientes que sin el pasajero, su trabajo no vale nada. Ese seguirá siendo su objetivo fundamental en los años que vienen.