Los cambios se imponen en Inaer, la empresa de titularidad española, pero con dueños extranjeros, que ostenta casi el monopolio de las operaciones en España de intervención de emergencias por vía aérea.
Desde que el pasado mes de marzo culminara la operación de compra de la empresa por la firma británica Babcock International (dedicada a la ingeniería de la defensa y uno de los principales suministradores del Ejército del Reino Unido), se ha acelerado la negociación de un único convenio para la plantilla de 1.500 trabajadores de Inaer y ha aumentado el ritmo para introducir estándares más rigurosos en los protocolos de unas operaciones que, por definición, implican alto riesgo.
La sustitución en la propiedad de Inaer de los dos grupos de capital riesgo, la italiana Invesindustrial y la estadounidense KKR por la británica Babcock, a la que se califica de «dueño más industrial», ha sido recibida con un cierto alivio por la plantilla y por los sindicatos de Inaer.
Desde 2005, cuando la empresa nacida en Alicante fue vendida al capital financiero y se incorporó al grupo aéreo italiano Avincis, el Colegio de Pilotos (Copac), y los sindicatos Sepla, CCOO y CGT arreciaron en sus denuncias por los «continuos recortes en las condiciones laborales y en los medios técnicos». Sus criticas de que la empresa estaba siendo gestionada «con los criterios del capital riesgo» recibieron eco mediático porque en la operación de Inaer se disparó el registro de incidentes y sufrió, además, la pérdida de ocho aparatos entre 2006 y 2012, con el resultado de 28 víctimas mortales.
Casi un monopolio
Las actividades de la empresa española en el mundo de la intervención crítica de emergencias tiene su precedente en la operación de la aerolínea Helicsa, a partir de 1965 y, más tarde, de HSE a partir de 1983, sobre las que en 2003 terminó creándose Inaer. Al proyecto se sumaron otras seis operadoras de menor tamaño.
En su medio siglo de vida Inaer se ha convertido en un casi monopolio en el mundo de las emergencias en España. Controla el 40% de la cuota de mercado en las campañas de prevención y extinción de incendios. Desde 1983 ha firmado reiterados contratos con el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y numerosas Comunidades Autónomas, como Canarias, Andalucía, Extremadura, Castilla la Mancha, Murcia, Comunidad Valenciana, Madrid, Aragón y Galicia.
En salvamento marítimo inició las actividades de rescate en 1990 con la Xunta de Galicia y Protección Civil. Desde que se crea Sasemar en 1992, tiene un contrato con Fomento que le asegura el 100% de cuota.
En vigilancia de costas también es el operador privado único tras la firma de un contrato con para operar la flota del departamento de Vigilancia Aduanera, que pertenece a la Agencia Tributaria. En vigilancia pesquera la situación en similar, pero el organismo de la administración con quien contrata es la Secretaría General del Mar
En los servicios de vigilancia aérea y control del medio ambiente su cuota es del 100% y en transporte medicalizado urgente del 80%.
Fuentes cercanas a Inaer estiman que la empresa tiene unos 40 contratos en vigor de intervención en emergencias por vía aérea con el Gobierno central y las comunidades aútónomas. Esta actividad reporta el 80% de la facturación del grupo. No ofrecen datos económicos, pero el grupo Avincis reportó en 2013 una cifra de negocios de 580 millones de euros con un beneficio de 72 millones. El montante de la compra por el grupo británico Babcock International del 100% de las acciones propiedad de la italiana Invesindustrial y la estadounidense KKR se elevó a 2.000 millones de euros, incluyendo una deuda de 900.
Servicio esencial
Las centrales sindicales y los colegios profesionales citados han criticado reiteradamente que «unos servicios esenciales para la seguridad de los españoles» estuvieran en manos de empresa del capital riesgo que, «por su propia idiosincrasia y forma de actuar tienden practicar siempre recortes. Una empresa cuya facturación depende en un 80% de los presupuestos públicos debería estar más controlada por las administraciones», dicen.
El sindicato CCOO señala que «los sucesivos cambios en la propiedad de Inaer y el creciente deterioro de las condiciones laborales y salariales» de la plantilla, ha provocado «la marcha de muchos trabajadores a otras empresas donde se les valora mejor». Además, no les ha gustado que en el último cambio de propiedad el control haya pasado a una empresa cuyo principal negocio es el de defensa.
Fuentes del sindicato de pilotos Sepla dijeron que «tras un período de conflictividad y recortes, la entrada de una empresa de perfil más industrial como Babcock han generado un cierto optimismo».
Fuentes cercanas a la dirección de la compañía dijeron que «el principal problema de Inaer es que nació como resultado de la fusión de dos aerolíneas medianas y seis pequeñas. Ello ha provocado que exista una gran disparidad de condiciones laborales y salariales y que no exista un protocolo unificado para dar seguridad a las operaciones». La entrada del grupo británico «ha reforzado la negociación para aprobar un convenio colectivo único para toda la plantilla y se está trabajando en unificar los protocolos de acción para reforzar las condiciones de seguridad».
Texto: Antonio Ruiz del ÁRbol – Publicado en www.eldiario.es
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