La Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de la Aviación Comercial (CIAC) ha publicado recientemente el informe del accidente que sufrió el avión Piper PA-28 (EC-LDP) el 2 de julio de 2010, cuando debió efectuar un agterrizaje de emergencia a poca distancia del aeropuerto de Sabadell. El siniestro causó heridas leves a los dos ocupantes. Uno de ellos era un veterano ingeniero aeronáutico adscrito a la Oficina de Seguridad en Vuelo (OSV) nº 4, ubicada en Sabadell. En el informe la CIAIAC efectúa dos recomendaciones, una dirigida a la Agencia Española de Seguridad Aérea (AESA) y otra a la OSV sabadellense.
El accidente se produjo pocos minutos después del despegue. El vuelo se efectuó para renovar el certicado de aeronavegabilidad del avión. Una de las pruebas que se hicieron durante el vuelo fue realizar «la maniobra de aproximación a la pérdida sin motor, con el propósito de comproibar el correcto funcionamiento del avisador de pérdida», según se explica en el informe. Efectuada la operación, que duró unos 5 segundos, al «acelerar para recuperar el avión, el motor no respondió». Entonces el avión se encontraba a unos 2.000 pies de altura sobre el nivel del mar. El aeropuerto de Sabadell está a casi 500 pies de elevación. El manual de vuelo del avión indica que la citada maniobra se debe efectuar a unos 3.500 pies de altura, siempre a contar sobre el nivel del mar. Esta distancia se considera adecuada para mantener un nivel óptimo de seguridad.
Se da la circunstanica de que en el entorno del aeropuerto de Sabadell, los aviones de aviación general no pueden exceder los 3.500 pies de altura, con lo cual no es la zona adecuada para realizar la maniobra que desencadenó el siniestro. En cambio, a muy pocos minutos de vuelo, los pequeños aviones ya pueden ascender hasta los 4.500 pies.
En el informe la CIAIC constata que AESA aún no ha desarrollado por escrito la adaptación de la normativa europea de 2003 que regula estos vuelos. En la actualidad, cada OSV aplica sus propios procedimientos. Por este motivo, la CIAIAC emite al final del informe dos «recomendaciones». La primera, que AESA «desarrolle por escrito los protocolos de los vuelos de prueba (…) con el fin de homogeneizar la manera de realizar las inspecciones en todas las Oficina de Seguridad en Vuelo». La segunda, que «AESA defina las zonas para la realización de pruebas en vuelo en el espacio aéreo bajo responsabilidad de la OSV nº 4, teniendo en cuenta de manera especial la necesidad de respetar la altura de seguridad«. Porque, según la CIAIC el avión se encontraba casi 2.000 pies por debajo de la altura mínima recomendada cuando se realizó la parada de motor.
Fallo garrafal
La realización de este vuelo de prueba a tan baja altura y en un entorno densamente poblado como es el área colindante con el aeropuerto de Sabadell es un fallo garrafal y una grave negligencia, que afortunadamente sólo se saldó con los importantes daños que sufrió el aparato. Además de aminorar considerablemente la seguridad de los profesionales implicados, se ha de tener en cuenta que buena parte de los habitantes de la citada zona son especialmente sensibles a los accidentes aéreos, que han venido ocurriendo durante los últimos años en el entorno de aeropuerto de Sabadell y que han alimentado la oposición de sectores de vecinos contra la instalación. Asimismo, los políticos locales secundaron las quejas vecinales, amplificando y estimulando el malestar contra el aeropuerto. Tal es el caso de una parte de los residentes en las poblaciones de Sant Quirze del Vallès, Badia del Vallès y Barberà del Vallès.
Conviene recordar que en octubre de 2005 un avión del Aero Club Barcelona – Sabadell impactó contra una grúa que carecía de permisos y que invadía las servidumbres aéreas. El siniestro causó cuatro muertos y, por si la desgracia no hubiera sido suficiente, la impresentable ministra de Fomento de entonces, Magdalena Álverez, castigó a la instalación y sus usuarios cerrándola 21 días. Un mes antes de este siniestro otro avión, de la empresa Paisajes Españoles, se estrelló a pocos metros de un bloque de pisos de Badia.
Estos episodios, unidos a la oposición vecinal y la frenética la presión urbanística de los años pasados generaron una gran inseguridad acerca del futuro de la instalación. Por este motivo, es deplorable comprobar que determinados profesionales vinculados al aeropuerto de Sabadell incumplen aspectos de la normativa de forma tan flagrante, poniendo de paso en riesgo el futuro del aeropuerto de Sabadell.
Texto: José Fernández
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