Siguiendo el ejemplo de la naturaleza, Lufthansa Technik y BASF han desarrollado conjuntamente la película superficial AeroSHARK para aviones comerciales. La película se basa en la estructura microscópica de la piel de tiburón y se aplica a la capa exterior del avión.
Según se informa en un comunicado de la aerolínea, reduce directamente la resistencia aerodinámica, el consumo de queroseno y, por tanto, las emisiones de CO₂. El Grupo Lufthansa será el primer grupo aéreo del mundo en equipar más de 20 aviones de largo recorrido de su flota con una película aerodinámica de piel de tiburón.
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Tras exhaustivas pruebas y un proceso de certificación de varios meses, la Agencia Europea de Seguridad Aérea de (EASA) ha concedido a Lufthansa Technik un Certificado de Tipo Suplementario (STC) para la aplicación en serie de esta tecnología en dos modelos del Boeing 777.
En el futuro, los 12 aviones B777-300ER de largo recorrido de SWISS volarán con la tecnología de superficie de ahorro de combustible. Lo mismo sucederá con la flota 11 cargueros de Lufthansa Cargo (Boeing 777F). El primer avión de SWISS equipado con AeroSHARK (matrícula HB-JNH) ya está en servicio regular desde octubre de 2022. Este avión también había completado el programa de pruebas de vuelo para la certificación. Este mes está previsto que los próximos aviones Boeing 777 de Fráncfort y Zúrich se modifiquen con las láminas riblet.
Según explicó un portvoz de la compañía «al cubrir más de 20 aviones con la nueva película de piel de tiburón, reduciremos la huella de CO₂ del Grupo Lufthansa en más de 25.000 toneladas anuales».
La película AeroSHARK que ahorra combustible
AeroSHARK consiste en millones de costillas de unos 50 micrómetros de tamaño, conocidas como riblets. Imitan las propiedades de la piel de tiburón y optimizan así la aerodinámica en los puntos del avión relevantes para el flujo, como el fuselaje o las góndolas de los motores. Como resultado, se necesita menos combustible. Cubriendo 950 metros cuadrados de la piel exterior de un Boeing 777-300ER, por ejemplo, se puede conseguir un ahorro anual de unas 400 toneladas de queroseno y más de 1.200 toneladas de CO₂.