El laboratorio especializado de la Agencia Espacial Europea (ESA) para el estudio de los efectos asociados a la operación de sistemas de radiofrecuencia de alta potencia en el espacio ha reabierto a finales de junio sus puertas en su nueva sede en Valencia, España. La ceremonia de inauguración de este laboratorio se celebró el 28 de Junio en la Universidad Politécnica de Valencia, contando con la asistencia de unos 200 invitados.
La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá Nolla, el presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, y el consejero regional de Educación, Alejandro Font de Mora, recibieron al Director de Gestión Técnica y de Calidad de la ESA, Michel Courtois, junto a otros representantes de la Agencia Espacial Europea.
Este laboratorio, previamente basado en ESTEC (el Centro Europeo de Investigación y Tecnología Espacial de la ESA en los Países Bajos), es un centro de excelencia para el estudio de los efectos asociados a la operación de sistemas RF de alta potencia en el espacio.
El Consorcio Espacial de Valencia (VSC), una organización sin ánimo de lucro constituida por la Universidad Politécnica de Valencia, la Universidad de Valencia, el gobierno regional y el ayuntamiento de la ciudad, acogerá desde hoy este centro en sus instalaciones en la capital de la comunidad valenciana.
«Las operaciones del Laboratorio de RF de Alta Potencia se realizarán en colaboración entre la ESA y el VSC», explicó esta mañana Michel Courtois. «El interés suscitado por la instalación de este laboratorio en Valencia es una muestra de la importancia de la tecnología espacial para el progreso y la innovación. (VSC) Valencia Space Consortium reune hoy los requisitos de competencia, dedicación y entusiasmo para hacer de este laboratorio una referencia para el futuro».
El laboratorio principal está ubicado en la Universidad Politécnica de Valencia, complementándose con una instalación para el análisis de materiales en la Facultad de Física de la Universidad de Valencia. Está previsto que estos dos laboratorios se fusionen en un futuro edificio plenamente dedicado a la investigación espacial.
Nuevas oportunidades de investigación
Las actividades del Laboratorio continuarán desarrollándose como hasta la fecha, dando prioridad al apoyo a las misiones de la Agencia. El equipo de técnicos que trabaja en el centro valenciano está supervisado por el mismo director que cuando el centro se encontraba ubicado en ESTEC. El uso del Laboratorio para atender a las necesidades de la industria espacial europea continuará sujeto a las mismas reglas que cualquier otro laboratorio técnico de la ESA.
Al mismo tiempo, la nueva ubicación del centro abrirá las puertas a nuevas oportunidades de investigación: las instalaciones valencianas cuentan con varias cámaras de vacío térmico, con una cámara anecoica y con múltiples equipos de RF de alta potencia que podrán ser utilizados por becarios de investigación y por doctorandos de toda Europa.
«Somos un centro único en Europa, fundado en 1985 cuando la ESA empezó a diseñar su primer satélite radar, ERS-1», explica David Raboso, Director del Laboratorio. «Ningún otro laboratorio está estudiando en detalle estos fenómenos de RF, que suponen un riesgo potencial para las misiones espaciales. Simplemente se trata de un problema que no afectaba a los primeros satélites, cuyos sistemas de RF operaban a tan sólo unos pocos vatios; que se vuelve crítico en los actuales satélites de telecomunicaciones, navegación o radar, que incorporan sistemas de RF miles de veces más potentes».
«Por este motivo, cada vez recibimos más solicitudes de apoyo a distintos proyectos de la ESA para buscar formas de mitigar estos efectos antes de que pongan en riesgo la misión – no se trata ya sólo de interferencias electromagnéticas, sino de que a estas potencias pueden aparecer fenómenos como calentamientos puntuales, daños superficiales, erosión estructural o incluso descargas eléctricas».
El Laboratorio estudia tres fenómenos de especial interés: El efecto ‘multipactor’, que se produce cuando los potentes campos eléctricos que actúan en los sistemas RF aceleran a los electrones que se encuentran libres en el espacio, forzando a la estructura del sistema RF a liberar más electrones, iniciando una peligrosa reacción en cadena.
El efecto ‘corona’ está causado por la ionización de los vestigios de gas que se puedan encontrar en el entorno del sistema RF, muchas veces procedentes de la degasificación de los materiales del satélite o del aire que ha quedado atrapado en el interior de su estructura. Este gas ionizado provoca una degradación de la señal RF.
Finalmente, la ‘intermodulación pasiva’ se produce cuando la potente emisión de una antena produce interferencias sobre otros receptores instalados en el satélite.
Edición: JFG / Foto: ESA