Hoy el satélite GAIA será puesto en órbita para que pueda llegar en 30 días al punto L2 de LaGrange. Allí, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra en dirección opuesta al Sol, lejos de toda interferencia donde la Luna y la Tierra no causan eclipses y en total tranquilidad térmica, pondrá en funcionamiento todos sus sistemas para llevar a cabo su misión.
Cartografiar 1.000 millones de estrellas es una tarea muy complicada, que confía su éxito a unas características muy singulares. La principal es tener una gran estabilidad. Astrium España, a través de CASA Espacio, ha podido contribuir a cumplir esta condición esencial suministrando una estructura dimensionalmente estable.
Permitirá enfocar esos objetos estelares a gran distancia, comparable a poder ver una pupila humana en la Luna desde la Tierra. Esta estructura de fibra de carbono especialmente diseñada para evita cualquier distorsión térmica es la base sobre la cual se integra la carga de pago y funcionará en un entorno donde las temperaturas variarán entre -170 y +180 grados Centígrados.
La luz que capta el satélite se descompone a través de dos telescopios con seis espejos cada uno, hasta llegar al plano focal con casi 1.000 millones de pixeles. Todo esto con una precisión de dos micro segundos de arco, y midiendo la posiciones, distancias, movimientos y espectros de las estrellas generando un mapa en 3 dimensiones.
Esta información ayudará a comprender y dar respuesta a incógnitas sobre cómo se formó nuestra galaxia. A razón de 50 GB diarios, observando cada punto brillante una media de unas 80 veces durante cinco los años de misión, la base de datos que generará Gaia será una referencia durante muchos años para toda la astronomía.
Esta información se enviará diariamente a la Tierra a través de la antena diseñada y construida por Astrium CASA Espacio. Se puede decir que España se hará cargo de la transferencia de los datos recogidos por GAIA, ya que estos serán recogidos en Tierra por la antena de Cebreros, en Ávila.
También en otras ocasiones, Astrium CASA Espacio se ha encargado de suministrar las antenas que vuelcan los datos a Tierra desde otros planetas. Así sucedió por ejemplo con las transmisiones desde Venus (a 41,5 millones de Km. de la Tierra) con la antena a bordo de Venus Express, o con las transmisiones desde Marte (a 78 millones de Km. de la Tierra) con la antena del rover Curiosity y la del satélite de la ESA Mars Express.
El caso de GAIA es especial debido a que ha de transmitir desde casi cualquier posición del satélite. El haz de la antena hace un seguimiento electrónico de la posición de la Tierra, manteniendo el enlace de la comunicación con la estación terrena.
Por eso, su forma es cónica y el satélite no tiene que orientarse a Tierra como es el caso de otros satélites. Además todos sus componentes son electrónicos, de esta manera no existen piezas en movimiento que puedan estropear la exactitud de las mediciones. Este sistema de antena activa impresa es único en su género.
GAIA será realmente un gran tesoro para los astrónomos pues realizará el mapa 3D más completo de nuestra galaxia. Pero también ha representado para la industria un reto que ha puesto a prueba muchas tecnologías que han tenido que desarrollarse y que abrirán camino en muchas aplicaciones en el futuro.
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