Tras conseguir aterrizar en un cometa por primera vez en la historia, científicos e ingenieros están analizando este nuevo mundo y cómo ha sido el aterrizaje.
La confirmación de que se produjo el aterrizaje se recibió en el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC), de la ESA, en Darmstadt, Alemania, a las 16:03 GMT/17:03 CET el 12 de noviembre.
Desde ese momento los científicos, expertos en dinámica de vuelo e ingenieros de la ESA; del Centro de Control del Módulo de Aterrizaje en Colonia, Alemania; y del Centro de Operaciones, Navegación y Científico de Philae en Toulouse han estado estudiando los primeros datos recibidos por el módulo de aterrizaje Philae.
Estos datos han revelado que el módulo de aterrizaje no solo aterrizó en el Cometa 67P Churyumov-Gerasimenko una vez, sino tres.
Los arpones no se dispararon, y parece ser que Philae estuvo girando tras el primer aterrizaje, con lo que volvió a separase de nuevo de la superficie.
Stephan Ulamec, responsable de Philae en DLR, la Agencia Espacial Alemana, informó de que Philae tocó la superficie a las 15:34, 17:25 y a las 17:32 GMT (hora del cometa – la señal tarda 28 minutos en llegar a la tierra via Rosetta). La información se recibió a través de varios instrumentos, incluidos el analizador de campo magnético ROMAP; MUPUS; y los sensores en el mecanismo de aterrizaje, activados tras el primer impacto.
El primer aterrizaje se produjo dentro de la elipse prevista, lo que se ha confirmado con la cámara ROLIS, de Philae, en combinación con imágenes de la cámara OSIRIS a bordo de Rosetta.
Pero entonces la sonda se levantó de la superficie de nuevo, durante 1 hora y 50 minutos. En es tiempo viajó alrededor de un kilómetro a una velocidad de 38 centímetros por segundo. Entonces dio un segundo bote, viajando a unos 3 centímetros por segundo y aterrizando en el lugar donde finalmente se ha quedado, siete minutos después.
La señal de contacto generado tras el primer bote indujo a los instrumentos a pensar que Philae había aterrizado, desencadenando la siguiente secuencia de experimentos. Ahora esos datos están siendo usados para interpretar qué ocurrió.
Los datos preliminares del experimento CONSERT sugieren que Philae podría haberse acercado más a la gran depresión conocida como zona B, quizás quedándose en el borde. Las imágenes de alta resolución de Rosetta, algunas de las cuales están aún en la nave, aún deben confirmar la localización.
Philae sigue sin estar anclada a la superficie, y tampoco se ha determinado su orientación. Los instrumentos científicos están en marcha y están enviando imágenes y datos.
La cámara de descenso revela que la superficie está cubierta por polvo y restos de tamaños entre el milímetro y varios metros. Mientras tanto, la cámara CIVA de Philae ha mandado una imagen panorámica que en una primera impresión sugiere que la sonda está cerca de un muro rocoso, y tal vez tiene una de sus tres patas en el espacio.
Tras debatir si activar o no los instrumentos científicos que podrían hacer que la posición de la sonda cambiara, han sido desplegados los instrumentos MUPUS y APXS.
Las baterías primarias, que hacen posible los principales objetivos científicos de Philae, podrían agotarse en las próximas 24 horas. En cuanto a las baterías secundarias, que se cargan con los paneles solares de Philae, el hecho de que solo haya disponibles 1,5 horas de luz solar iluminando la sonda al día afectará al tiempo durante el que se podrá tomar datos. El sitio de aterrizaje original ofrecía casi siete horas de iluminación por cada 12,4 horas de día cometario.