Tras seis semanas de viaje, LISA Pathfinder ha llegado a su destino: una órbita alrededor de un punto virtual del espacio. Desde allí, pronto empezará a probar las tecnologías esenciales para explorar el Universo gravitatorio.
La misión de LISA Pathfinder consiste en probar los elementos clave que se podrían utilizar en futuras misiones para detectar ondas gravitatorias: las ondulaciones en el tejido espacio-temporal predichas por Albert Einstein en su teoría general de la relatividad.
Para ello, el satélite transporta dos cubos idénticos que mantendrá en una caída libre casi perfecta, midiendo sus desplazamientos con una precisión extraordinaria.
LISA Pathfinder fue lanzado el 3 de diciembre de 2015, y el 22 de enero de 2016 entró en órbita alrededor del punto L1, el primer punto de libración del sistema Sol-Tierra, un punto virtual del espacio situado a unos 1,5 millones de kilómetros de la Tierra en dirección al Sol.
El último encendido del módulo de propulsión de LISA Pathfinder se produjo el 20 de enero. Este impulso de apenas 64 segundos alteró levemente la velocidad del satélite, lo justo para permitirle entrar en su nueva órbita alrededor del punto L1.
Desde el día del lanzamiento, el módulo de propulsión elevó la órbita de LISA Pathfinder seis veces, la última de las cuales lo situó en la trayectoria adecuada para llegar al punto L1 el 22 de enero de 2016.
«Teníamos previsto realizar dos encendidos para entrar en órbita alrededor del punto L1, pero al final sólo hizo falta uno», explica Ian Harrison, Responsable de las Operaciones del Satélite en el ESOC, el centro de operaciones de la ESA en Darmstadt, Alemania.
Separación tras un viaje de 1,5 millones de kilómetros
El módulo de propulsión se separó de la sección científica a las 11:30 GMT (12:30 CET) del 22 de enero de 2016, después de que el conjunto comenzase a girar sobre sí mismo para mantener la estabilidad.
“El calor y las vibraciones generadas por los motores ‘convencionales’ del módulo de propulsión causarían demasiadas interferencias durante la delicada misión del satélite”, añade Harrison.
“Durante el resto de la misión se utilizará un sistema de micro-propulsión de gas frío para mantener a LISA Pathfinder en su órbita alrededor del punto L1”.
Estos pequeños motores se encendieron por primera vez esta mañana para detener la rotación del satélite y estabilizar su orientación.
Cobertura global con grandes antenas
Las operaciones realizadas la mañana del 22 de enero fueron monitorizadas por los equipos de ciencia y de control de la misión desde el ESOC, siguiendo al satélite en tiempo real a través de la estación de espacio profundo de la ESA en Malargüe, Argentina.
A lo largo de la noche del 22 de enero, el satélite se orientará para apuntar sus antenas hacia la Tierra, lo que permitirá establecer un enlace completo cerca de la medianoche a través de la estación de Nueva Norcia, Australia.
La semana del 25 de enero el sistema de micro-propulsión realizará una serie de tres encendidos para ajustar la trayectoria de LISA Pathfinder y situarlo en su órbita definitiva: una elipse de 500.000 x 800.000 km en torno al punto L1.
Este punto fue elegido por ser un lugar ‘tranquilo’, alejado de grandes cuerpos como la Tierra, y por presentar claras ventajas para las comunicaciones.