Lanzado con éxito el tercer satélite Sentinel del programa Copérnico

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El tercer satélite desarrollado por la Agencia Espacial Europea (ESA) para el nuevo programa europeo de monitorización medioambiental ya está en órbita. Ayer fue puesto en órbita desde el cosmódromo de Plesetsk, en Rusia, a bordo de un lanzador Rockot.

El Sentinel 3A está equipado con cuatro instrumentos de observación de la Tierra que dotarán al programa Copérnico de ‘visión panorámica’.

Sentinel 3A se dedicará, principalmente, a la monitorización de los océanos, prestando atención a la altura de su superficie, el color y su temperatura. Estos tres parámetros son importantes en el estudio del cambio climático, que es uno de los aspectos principales cubiertos por el programa Copérnico. El satélite también prestará atención a los usos del terreno y a su temperatura, detectando incendios forestales y vigilando tanto la energía liberada por ellos a la atmósfera, como los daños causados en la vegetación.

Sentinel-3A tiene un tamaño similar al de un vehículo compacto, pesa 1.150 kilogramos y está diseñado para una vida útil operativa de siete años.

En su faceta de estudio de los océanos, la misión dará continuidad a la serie histórica de datos sobre el nivel del mar y su temperatura iniciada hace más de 20 años, lo que resulta fundamental para ampliar los datos sobre el cambio climático. José Moreno, profesor de Física de la Tierra de la Universidad de Valencia, apunta que Sentinel-3A «también mide el oleaje y el viento, lo que permite obtener la topografía marina y detectar variaciones en el aumento del nivel del mar».

Ese aumento se mide, asimismo, estudiando la temperatura de la superficie oceánica, algo que el satélite hará obteniendo mapas globales de temperatura marina cada dos o tres días. Es uno de los aspectos más relevantes en los estudios del cambio climático y, para ello, Moreno explica que las mediciones deben tener «un error de una décima de grado en dos medidas separadas por diez años».

Referencia para misiones futuras

Sentinel 3-A, al igual que el resto del programa Centinela, se utilizará como referencia para misiones futuras como, en este caso, FLEX, perteneciente al programa Exploradores de la Tierra, y que será lanzada en 2021 para volar unos kilómetros por delante de Sentinel-3A, en su misma órbita. De esta manera, aprovechará los datos obtenidos por éste y obtendrá mediciones mucho más precisas.

La etapa superior del Rockot se encendió por primera vez cinco minutos después del despegue, y en una segunda ocasión unos 70 minutos más tarde, antes de liberar a Sentinel-3A en la órbita prevista, a 815 kilómetros sobre la superficie de la Tierra. La separación del satélite se produjo en el minuto 79 del vuelo.

La primera señal de Sentinel-3A se recibió a través de la estación de Kiruna, Suecia, 92 minutos después del despegue. A continuación, los controladores del centro de operaciones ESOC de la ESA en Darmstadt, Alemania, activaron el control de actitud y establecieron los enlaces de telemetría que les permitirán evaluar el estado del satélite tras el lanzamiento.

Cuando termine la crítica fase de lanzamiento y operaciones iniciales, de una duración aproximada de tres días, los controladores empezarán a probar cada uno de los elementos del satélite y a calibrar sus instrumentos. Sentinel-3A estará listo para entrar en servicio en unos cinco meses.

«Tras el éxito del lanzamiento de Sentinel-3, estamos deseando ver cómo nuestros expertos preparan la entrada en servicio de esta misión – tal y como hicieron con los dos primeros satélites de la familia», explica Jan Woerner, Director General de la ESA.

«Estamos ante otro ejemplo más de la amplia gama de competencias de la ESA, que abarca desde el diseño preliminar hasta las operaciones de una misión en órbita».

Programa europeo de monitorización ambiental

Este satélite forma parte de la tercera de las seis misiones que compondrán el núcleo del programa europeo de monitorización medioambiental, Copérnico, que se basa en los datos recogidos por los satélites Sentinel y en las contribuciones de otras misiones para ayudarnos a gestionar mejor nuestro entorno y a salvaguardar nuestras vidas cotidianas. Sentinel-3 transporta un conjunto de instrumentos de última tecnología diseñados con este fin.

«Este es el tercer satélite Sentinel lanzado en menos de dos años, un hito ciertamente especial. También marca el inicio de una nueva era para los servicios del programa Copérnico: Sentinel-3 proporcionará todo un abanico de nuevos datos con una cobertura sin precedentes sobre los océanos», añade Volker Liebig, director de los programas de Observación de la Tierra de la ESA.

El otro satélite que compone esta misión, Sentinel-3B, se lanzará el año que viene.

Los datos de las misiones Sentinel se distribuyen de forma gratuita a usuarios de todo el mundo.

Texto: www.esa.int

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