La empresa espacial estadounidense Blue Origin realizó ayer con éxito un impresionante test en Texas en el que simuló una avería del cohete pocos segundos después del lanzamiento. Sin embargo, tanto la cápsula como el cohete, llegaron a tierra por separados y se recuperaron sin daños.
Los ingenieros de Blue Origin simularon un fallo en el lanzamiento y procedieron a separar la cápsula -en la que pueden ir los astronautas o los satélites a enviar al espacio-, del resto del cohete. Para ello, se activó un motor de la cápsula, que al instante ganó altura dejando tras de si un gran chorro de humo y describiendo una parábola, separandose así de la trayectoria del cohete.
La separación del cohete fue un momento delicado, pues los ingenieros de Blue Origin no descartaban, que en caso de salir mal, el cohete pudiese explotar, lo cual no sucedió.
Segundos después se desplegaron tres pequeños paracaídas, cuya misisón fue estabilizar la cápsula durante el descenso. Después se desplegaron los paracaídas que frenaron la llegada a tierra.
Por su parte, el cohete continuó aproximadamente unos siete minutos más en vuelo, durrante los cuales ganó altura. Pero una vez quedó aligerado de peso por el consumo de combustible descendió y se posó en la plataforma. Con este descenso era la quinta prueba que Blue Origin hacía con el mismo cohete con éxito.