El fallo del lanzador Vega en julio de 2019, que hasta ese momento tenía una fiabilidad del 100%, provocó que el lanzamiento de UPMSat-2, previsto entonces para septiembre de 2019, tuviera que ser aplazado.
Estudiadas las causas, Arianespace determinó que el fallo se produjo por una anomalía termoestructural en la segunda etapa, en la parte delantera del motor Zefiro 23. Resuelto el problema, se han reprogramado los vuelos pendientes. La nueva fecha asignada a UPMSat-2 es: 24 de marzo de 2020, a las 2:50 horas de la madrugada (hora española).
Pero para llegar a esa fecha, los investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), tienen que cumplir un hito relevante, el traslado del satélite desde las instalaciones del Instituto Universitario de Microgravedad Ignacio Da Riva (IDR) al denominado “puerto espacial de Europa”, en Kourou (Guayana Francesa) para proceder a las tareas de comprobación de su funcionamiento e integración en el lanzador.
Primer paso: desmontaje para el traslado
El pasado 17 de febrero, el segundo satélite de la UPM se despedía del IDR/UPM en el Campus de Montegancedo, donde ha sido desarrollado durante siete años un equipo de ingenieros y estudiantes. El traslado del satélite requiere un proceso de desmontaje, pues este se transporta en dos partes, por un lado, el cuerpo principal y por otro, los paneles solares.
“El contenedor en que se guarda el cuerpo principal dispone de un sistema interno de amortiguamiento para reducir y evitar impactos sobre el satélite y los paneles solares se embalan en otro contenedor para protegerlos de forma especial”, explica Elena Roibás, directora técnica de UPMSat-2, que está en Kourou para afrontar el proceso de preparación.
Junto a Elena, se han desplazado a Kourou, Gustavo Alonso, director del proyecto; Jorge Garrido, responsable de SW y comunicaciones; Javier Pérez, responsable de diseño e integración, y Santiago Pindado, responsable del susbsistema de potencia eléctrica.
Segundo paso: verificación de funcionamiento
Cuando el equipo encargado de la campaña de preparación recibe el satélite y el equipamiento de soporte, comprueba que no ha sufrido daños en el traslado mediante una inspección ocular, integra los paneles solares en cada lado del satélite y valida su tensión, y ejecuta una secuencia programada de comandos de prueba para verificar el correcto funcionamiento de todos los subsistemas y del sistema completo. Además, se carga la batería que, por cuestiones de seguridad, viaja con baja carga.
Tercer paso: integración con el lanzador
La preparación dura unas cinco semanas en las que el equipo técnico de UPMSat-2 también da soporte a las operaciones con el lanzador. “Una vez realizadas las operaciones sobre el satélite, se instala el sistema de separación que le une al lanzador durante los instantes del lanzamiento y del que se separa cuando alcance el punto de la trayectoria en que debe ser liberado”, comenta la investigadora del IDR/UPM.
El siguiente paso es enviar el satélite a la sala de integración con el lanzador, donde se instalan los otros satélites acompañantes que van a compartir misión, fijando a la plataforma de carga útil sus respectivos sistemas de separación y líneas eléctricas de conexión para comandar la separación de cada uno de ellos. Preparada la plataforma de carga útil se instala en el lanzador, que se llena de combustible y se traslada a la torre de lanzamiento.
En la torre de lanzamiento comenzará la ansiada cuenta atrás y la comprobación final de todos los sistemas y elementos que intervienen en el lanzamiento (red de comunicación, combustibles, meteorología, seguridad de la base…) Si alguno de los sistemas tuviera alguna anomalía, se detiene la cuenta atrás y se decide cómo afrontarlo.
Demostrador tecnológico en órbita
Finalizada la cuenta atrás, el UPMSat-2 comenzará su misión en el espacio como plataforma de demostración tecnológica en órbita durante tres años. Los equipos que alberga en su interior responden a experimentos de innovación tecnológica de empresas españolas y europeas: comportamiento de un conmutador térmico miniaturizado de nuevo desarrollo, propuesto por IberEspacio; pruebas de un magnetómetro experimental de alta sensibilidad, de Bartington; calificación en vuelo de la aviónica (E-BOX), desarrollado por Tecnobit; monitorización de los efectos de la radiación a bordo, propuesto por Tecnobit y STRAST; demostración del funcionamiento de una rueda de reacción en miniatura para control de actitud, de la empresa SSBV; desarrollo de un nuevo sensor solar de bajo coste; experimentos de control térmico y experimentos de control de actitud basados en el campo magnético terrestre, estos últimos todos de interés para el IDR.
Un proyecto formativo para los futuros ingenieros
Pero ese no es el único objetivo de UPMSat-2. Como ya ocurriera con su predecesor UPMSat-1, que fue lanzado al espacio en 1995, UPMSat-2 es una plataforma educativa que contribuye a la formación de los estudiantes de la UPM. En el diseño, integración y ensayos han participado alrededor de 70 alumnos del Máster Universitario en Sistemas Espaciales (MUSE) y del Grado en Ingeniería Aeroespacial (GIA), que junto a los investigadores del IDR/UPM y del Grupo de Investigación Sistemas de Tiempo Real y Arquitectura de Servicios Telemáticos (STRAST), han podido experimentar de primera mano los avances y también los obstáculos que se presentan en el desarrollo de un satélite, adquiriendo unos conocimientos de gran valor para su futuro profesional.
“El retraso producido en el lanzamiento también forma parte de ese aprendizaje, porque en el sector espacial, a veces ocurren cosas que escapan a nuestro alcance y modifican los planes previstos”, explican desde el IDR. “Ahora esperamos celebrar juntos que el lanzamiento ha sido un éxito y empezar a trabajar en su operación”, concluyen.