En el décimo aniversario del primer vuelo con mezcla de combustible tradicional para la aviación y combustible de aviación sostenible (SAF, por sus siglas en inglés), la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) se ha marcado como objetivo transportar mil millones de pasajeros en vuelos propulsados con SAF en 2025.
El 24 de febrero de 2008, un Boeing 747 de Virgin Atlantic voló de Londres a Ámsterdam utilizando SAF en uno de sus motores. El vuelo pudo demostrar la viabilidad de los biocombustibles “drop-in” en combinación con el queroseno tradicional y aprovechando la actual infraestructura aeroportuaria. Un vuelo propulsado completamente por biocombustible puede reducir las emisiones de carbono hasta en un 80%.
«El impulso de los combustibles de aviación sostenibles es imparable. De un vuelo en 2008 pasamos a 100.000 vuelos en 2017, y esperamos que en 2020 la cifra alcance el millón. Pero eso es solo una gota en el océano comparado con el desafío de conseguir que mil millones de pasajeros viajen en vuelos con una mezcla de combustible tradicional y SAF en 2025. El camino no será fácil. Necesitamos que los gobiernos establezcan un marco que incentive la producción de SAF y haga tan atractiva su producción como la de los biocombustibles para automóviles», dijo Alexandre de Juniac, consejero delegado de la IATA.
El impulso para extender el uso de SAF está marcado por el compromiso de la industria de aerolíneas de lograr un crecimiento neutro en carbono a partir de 2020 y reducir las emisiones netas de carbono en un 50% en comparación con 2005. Varias aerolíneas ‒como Cathay Pacific, FedEx Express, JetBlue, Lufthansa, Qantas y United‒ han realizado ya importantes inversiones mediante la compra anticipada de 1.500 millones de galones de SAF.
Los aeropuertos de Oslo, Estocolmo, Brisbane y Los Ángeles han introducido SAF en el suministro general, y se prevé que en 2025 viajen 500 millones de pasajeros en vuelos con este tipo de combustible.
Pero si los gobiernos se suman a este esfuerzo y establecen políticas eficaces que impulsen su producción, el número de pasajeros puede alcanzar los mil millones ese mismo año. Para ello es necesario:
Hacer que los SAF sean tan competitivos como los biocombustibles en la industria automotriz a través de incentivos equivalentes o mayores.
Facilitar préstamos con garantías y subvenciones para instalaciones de producción.
Financiar las plantas de demostración de SAF y la investigación y desarrollo de la cadena de suministro.
Políticas armonizadas de transporte y energía, coordinadas con los departamentos de agricultura y militares.
Ante las dudas sobre las credenciales medioambientales que han suscitado algunas fuentes de biocombustibles para el transporte terrestre, De Juniac enfatizó la determinación de la industria de garantizar el uso de fuentes exclusivamente sostenibles para sus combustibles alternativos. «La industria de aerolíneas está unida y su objetivo es muy claro, y jamás utilizará un combustible sostenible que altere el equilibrio ecológico del planeta o agote sus recursos naturales», añadió.