Ponerle la grabadora delante hoy en día al piloto de una compañía ‘low cost’ europea equivale a hacerlo con el Chapo Guzmán. Son necesarias conversaciones con intermediarios, negociaciones, cláusulas de confidencialidad y nombres en clave. Todo para evitar que se revelen detalles que permitan a la compañía en cuestión identificar a su trabajador. / Leer en www.elconfidencial.com.