Germanwings: un año después

pilotos_747La tragedia del vuelo de Germanwings 4U9525 desencadenó una serie de iniciativas y medidas provisionales dentro de la industria de la aviación. Un año después de ese fatídico suceso, SEPLA hace una valoración crítica de la efectividad de alguna de ellas, a la vez que propone soluciones que ayuden a evitar que se repita una situación similar.

Las medidas adoptadas deben centrarse en identificar los posibles casos problemáticos lo antes posible, para tomar las medidas adecuadas antes de que la situación se agrave y pueda suponer una amenaza para la seguridad aérea. En este sentido, los programas de ayuda a pilotos han demostrado ser mucho más eficaces que otras iniciativas. Incluso, en el caso específico de adicciones a alcohol y drogas, ha demostrado un grado de detección mayor y en estadíos más tempranos de la enfermedad.

Este tipo de programas, basados en criterios de gestión del estrés, permiten la identificación de casos problemáticos mediante la intervención, entre otros, de pilotos formados específicamente en este tipo de competencias. Además, ayudan a encauzar a los tripulantes que lo necesitan hacia su recuperación, lo que redunda en beneficio de las compañías ya que pueden disponer de pilotos que, de otra manera, deberían estar periodo más largo de baja, en casos extremos, tener que ser reemplazados o, en el peor, seguir operando sin estar en las condiciones psicofísicas adecuadas.

La ocupación mínima de dos personas en la cabina

Sólo 72 horas después del accidente, la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) emitió la recomendación de que siempre hubiera en la cabina de los aviones, cuando se ausentara uno de los pilotos por necesidades operativas o fisiológicas, un mínimo de dos personas. No hubo un análisis de riesgos previo que evaluara la idoneidad de la medida, sino que fue una decisión tomada «en caliente» ante la necesidad de reacción que demandaba la sociedad.

Desde SEPLA consideramos que el concepto de ocupación mínima no es eficaz contra la repetición de una situación como la de Germanwings: reduce la confianza de los pasajeros en los pilotos y puede crear nuevos problemas operacionales al abrir la posibilidad de que entren en la cabina personas con escaso conocimiento operacional o, en algunos casos, personas con un nivel inferior de fiabilidad en el sistema. Esto es particularmente sensible en las contrataciones de empleados temporales mediante agencias de trabajo.
De hecho, en su informe del accidente del Germanwings 9525, la agencia de investigación de accidentes francesa (BEA) descartó esta medida como oportuna, al estimar que no impediría un caso similar.

Consideramos, por tanto, que la implementación de la regla de las dos personas en cabina tiene el potencial de generar un riesgo mayor que el que estamos intentando evitar. En cualquier caso esta medida, como cualquier otra con impacto en la seguridad aérea, debería venir precedida de un análisis de riesgos adecuado.

La propuesta del SEPLA

Desde SEPLA optamos por promover los programas de ayuda a pilotos que permitan una intervención temprana en caso de necesidad emocional y/o psicológica, así como método de prevención efectiva relacionado con el uso de sustancias prohibidas. Estos programas ya han sido probados en países como Estados Unidos, con excelentes resultados.

Para una buena implementación de estos programas en el seno de las compañías es imprescindible una estrecha cooperación entre las propias aerolíneas, los órganos de representación del personal de vuelo y los gestores de este tipo de programas, con el fin de identificar las mejores opciones de implementación y garantizar, por tanto, su éxito.

En el caso de la regla de dos personas en cabina en todo momento, la recomendación de EASA debe reemplazarse por otra más genérica que recomiende que la gestión de la seguridad de la cabina será determinada por cada operador de forma individual, tras el preceptivo análisis de riesgos y como parte de su Sistema de Gestión de la Seguridad.

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