Turkish Airlines no es ajena a la purga generalizada que desde hace días lleva a cabo el gobierno de Turquía encabezado por el presidente Recep Tayyip Erdogan. Ayer se supo que la aerolínea de bandera ha despedido a 211 empleados, entre los que figuran personal de oficina y tripulantes de cabina de pasajeros, según un comunicado de la aerolínea.
En la nota de prensa se indica que «se ha investigado su necesidad en la empresa, su ineficacia, falta de diligencia y su posible incompatibilidad con la seguridad o los intereses de nuestra empresa y nuestro país». Es decir, se ha investigado se tenían vínculos o ideas proclives al clérigo Fethullah Güllen, exiliado en Estados Unidos y considerado por Erdogan el inspirador del fallido intento golpe de Estado.
Otras informaciones no confirmadas dijeron ayer que los despedidos se elevaban a 350 y que entre ellos había pilotos. Además, se afirmaba que entre los despedidos figura el vicepresidente de Turkish Airlines Coskun Kilic. Turkish Airlines cuenta con una plantilla de 27.000 empleados, de los que unos 4.000 son pilotos y 8.000 tripulantes de cabina.