Ha quedado visto para sentencia el juicio sobre el ERE que Ryanair consumó en Canarias el pasado 8 de enero. La parte demandante, compuesta por Sepla, USO y Sitcpla, ha centrado sus demandas en las deficiencias tanto del plan de acción social que acompañaba la documentación del despido colectivo como del informe técnico que acreditaba las causas técnicas y organizativas para el cierre de bases.
La intervención de los testigos de la empresa ha permitido a los sindicatos poner en evidencia los incumplimientos que ha cometido la aerolínea a lo largo de todo el proceso y su falta de respeto a los procedimientos legales para este tipo de medidas. La propia perita contratada por la compañía para hacer un informe técnico que avale el despido colectivo no fue capaz de acreditar causas reales que justificaran el cierre de bases.
Deficiencias en el plan de acción social
En ningún momento se bloquearon las vacantes que se ofertaban a los pilotos en el plan de acción social. Es más, según las propias palabras de los testigos de Ryanair, las plazas en otras bases, ofertadas como parte del proceso de despido colectivo, eran las mismas a las que podía acceder cualquier trabajador de la aerolínea.
La vista de ayer también dejó patente el vaciamiento de la plantilla afectada por el procedimiento, que pasó de 500 tripulantes en el mes de agosto a 193 cuando comenzó a ejecutarse el despido colectivo en enero. La empresa consiguió trasladar a parte de su plantilla a otras bases, evitando gran parte de los costes sociales inherentes a cualquier proceso de despido colectivo.
La defensa de la demandada presentó ante el juzgado, a última hora, un informe pericial complementario al presentado durante el período de consultas. Los abogados de Sepla, USO y Sitcpla pidieron que no se tuviera en consideración este informe, ya que causaba indefensión a la parte, al no haber sido aportado hasta ayer, en lugar de hacerlo durante el período de consultas.
El supuesto cierre de Girona
Tampoco pudo Ryanair acreditar la intención ni la necesidad real de cerrar la base de Girona cuando se comunicó en un primer momento. Según una testigo de la compañía, el mantenimiento de esta base estaba supeditado a la cantidad de trabajadores que aceptasen los nuevos contratos fijos discontinuos.
Sin embargo, Ryanair no envió estos contratos a sus tripulantes hasta el 6 de diciembre, a pesar de haber anunciado a la autoridad laboral catalana su intención de mantener la base abierta casi dos semanas antes, el 28 de noviembre. Quedó clara así la intención inicial de Ryanair, que no era otra que la de rebajar los contratos de los tripulantes allí basados.