Los despidos derivados de la Covid-19 se ceban con los empleos precarios de la aviación

Archivo AeroTendencias.com

Los pilotos con contratos precarios, falsos autónomos o contratados a través de bróker están siendo los principales damnificados por las consecuencias de la crisis de la Covid-19 sobre el sector aéreo.

Uno de cada cinco pilotos en Europa está afectado por este tipo de contratos, lo que les excluye de poder beneficiarse de las medidas promovidas por los diferentes gobiernos europeos, como son el acceso a fondos gubernamentales para aerolíneas o la aprobación de leyes que fomenten las jornadas reducidas, las excedencias forzosas o la limitación temporal de los despidos. 

Es el caso de Norwegian, que la semana pasada anunció la rescisión de los contratos de 1.570 pilotos y 3.130 tripulantes de cabina en sus bases de Dinamarca, Suecia, Finlandia, España y Reino Unido. Todos ellos están contratados a través de agencias de contratación externas, la fórmula habitual de Norwegian de desvincular a la aerolínea de sus empleados y eximirla así de cualquier responsabilidad laboral sobre ellos.

En el caso de España, donde a posteriori la aerolínea anunció que pospondrá su decisión hasta el Consejo de Administración el 4 de mayo, todas sus tripulaciones están contratadas a través de la empresa Norwegian Air Resources Spain, creada específicamente para proveer de personal aéreo a la matriz. 

La misma situación se ha dado con SAS Irlanda, una aerolínea con base en Málaga donde tenía 24 pilotos y 58 tripulantes de cabina contratados a través de la empresa CAE Crewing Services Ltd. La semana pasada fue esta empresa, que no realiza ni una sola operación aérea a su cargo, quien informó a todos sus empleados del inicio de un proceso de despido colectivo. 

«A menudo hemos advertido que estos montajes de agencias intermediarias y falsos programas de autoempleo crean una reserva de trabajadores ‘desechables’ con derechos mínimos y sin acceso a las leyes laborales de cada país» ha lamentado el presidente de la Asociación Europea de Pilotos, John Horne. «La crisis de COVID-19 ha acabado con el argumento de que los modelos contractor de falsos autónomos tienen beneficios para los trabajadores. No hay nada bueno en no tener ingresos, ni seguridad laboral, ni cotizaciones a la seguridad social ni derechos de empleo. Ni en tiempos normales ni, mucho menos, durante una pandemia».

Una precariedad extendida por toda Europa 

En Europa, casi 1 de cada 5 pilotos tiene un contrato precario. Una situación que afecta especialmente a los más jóvenes: el 40% de los pilotos de entre 20 y 30 años no tiene vínculo contractual directo con su empresa. Esto significa que trabajan a través de una agencia de trabajo temporal, como trabajadores supuestamente autónomos, o con un contrato de cero horas sin un salario mínimo garantizado, por el cual sólo se cobra en función de lo que se vuela. Este tipo de contratos impide el acceso de los pilotos a los derechos mínimos de cualquier empleado por cuenta ajena o a las prestaciones sociales garantizadas por los Estados del bienestar. 

Wizz Air, otra aerolínea que hace un uso extensivo de los contratos precarios, anunció que iba a recortar casi el 20% de su plantilla y que el resto del personal de primera línea sufriría un recorte salarial del 14%. En un memorándum dirigido a la tripulación, Wizz Air expuso los criterios por los que seleccionaba al personal no afectado por las medidas, entre los que cabe destacar la «disposición a trabajar en días libres», el «historial de absentismo» o la «cooperación con la empresa». 

«Algunas aerolíneas han construido sus imperios sobre las espaldas de tripulantes ‘autónomos’, y agencias de contratación, evitándose así pagar las cotizaciones a la seguridad social y trasladando todo el riesgo financiero y la incertidumbre a los particulares», ha observado el Secretario General de la Asociación Europea de Pilotos, Philip von Schöppenthau. «Ahora vemos el resultado, con miles de pilotos despedidos sin las garantías que sí se otorgan a los contratados directamente por la compañía». 

Por los motivos expuestos, tanto la Asociación Europea de Pilotos, que representa a 40.000 pilotos europeos, como el Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas, Sepla, consideran que cualquier ayuda financiera nacional o de la Unión Europea a las aerolíneas debe estar condicionada a un comportamiento socialmente responsable y a una actuación de interés público. «De otra forma -añade el presidente de Sepla, Óscar Sanguino-, se estaría contribuyendo a mantener negocios que se basan en el abuso de los empleados, de los contribuyentes europeos y de nuestro modelo de seguridad social y bienestar».

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