La incertidumbre y la falta de perspectivas profesionales en los pilotos españoles, fruto de la debacle laboral provocada por la pandemia de Covid-19 son los principales factores de riesgo para la salud mental de los pilotos.
Así se desprende de un estudio publicado en Ergonomics realizado por la Universidad Complutense de Madrid. El estudio muestra que el bienestar psicológico es más bajo en los pilotos más jóvenes, en los que el desempleo es mayor, así como en los profesionales incluidos en un ERTE. Así, más del 75% de los pilotos que no están ejerciendo su profesión de manera regular sufren un estrés mayor de lo habitual y más del 62% manifiesta que su estado de ánimo es más bajo.
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Las respuestas recogidas en octubre de 2020 mediante un cuestionario on line con la colaboración del Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial (COPAC) y analizadas por el grupo de investigación de Epidemiología Nutricional (EPINUT) de la UCM, reflejan el impacto de la pandemia en el ejercicio profesional de los pilotos, evaluando aspectos como la calidad del sueño, la gestión del estrés, el grado de concentración o el nivel de confianza.
Todos los parámetros reflejan cómo la pandemia y la aplicación de los ERTE, que mayoritariamente siguen en vigor para los pilotos comerciales de transporte de pasajeros, han influido negativamente ante la inseguridad generada.
«Los pilotos son profesionales con un alto grado de formación y entrenamiento para gestionar situaciones estrés y enfrentarse a escenarios complejos que requieren una rápida toma de decisiones, dada su repercusión sobre la seguridad operacional. Sin embargo, al igual que el resto, pueden verse afectados por factores que afecten a su salud mental», explica María Dolores Marrodán, investigadora de EPINUT de la UCM.
Es por ello que el COPAC solicita reforzar el cuidado de la salud mental de los pilotos ante las consecuencias de la pandemia para su estabilidad psicológica. Las conclusiones de este estudio hacen imprescindible prestar especial atención a la prevención y el cuidado de la salud mental en los pilotos por parte de los operadores, de la Administración y de los propios profesionales, estableciendo mecanismos de prevención y creando entornos profesionales estables, como un factor más a tener en cuenta en la gestión de la seguridad aérea.