Alan Eustace, vicepresidente senior de Google, batió ayer el récord mundial de paracaidismo en caída libre al elevarse colgado de un globo de helio hasta 41.425 metros de altura desde Roswell, al sur de Nuevo México (Estados Unidos). El anterior récord lo ostentaba desde el 14 de octubre de 2012 el austriaco Félix Baumgartner, que saltó desde 39.068 metros, tambén desde Roswell.
Según informa The New York Times, Eustace, de 57 años, ha estado preparando durante tres años el salto en secreto. El equipo que le ha ayudado a completar esta estratosférica aventura, Paragon Space Developement Corporation, trabajó especialmente el diseño del traje y su sistema de soporte vital. El traje presurizado, que le ha permitido respirar oxígeno puro, carecía no obstante de sistema de refrigeración.
Esta carencia comportó se hiciesen modificaciones en el traje para evitar el sobrecalentamiento del cuerpo, pues en la estratosfera la temperatura es elevada al no existir atmósfera a través de la cual eliminar el calor. Este impedimento comportó que Eustace estuviese practicamente inmóvil durante toda la ascensión y caída, a fin de evitar sudar y empañar el cristal del casco, procurando siempre mantenerse en un ambiente seco.
Otro aspecto curioso es el mecanismo para desprenderse del globo. Lo realizó al activar una pequeña explosión, que comportó la rotura del anclaje. El paracaídas incorporaba un accesorio de fibra de carbono para impedir que el cuerpo de Eustace se enredase con las cuerdas del paracaídas al desplegarse.
Durante la caída, en la que al parecer dio muy pocas volteretas antes de estabilizarse, superó la barrera del sonido, lo cual comportó un pequeño estampido que oyeron en tierra los miembros del equipo que esperaban su llegada. En un momento de la caída alcanzó los1.287 kilómetros por hora.
El traje de Eustace, que es piloto de su propio jet Cessna Citation, llevaba adosadas varias cámaras GoPro y un equipo de radio para comunicarse con su equipo.
Todos estos detalles dan una novedosa dimensión al salto de Eustace, que se contrapone a la millonaria inversión y abundancia de medios que aportó Red Bull para llevar a Baumgartner a las puertas del espacio. El ejecutivo de Google, se ha mantenido en el anomitado hasta concluir con éxito su aventura y su equipo ha optado por buscar soluciones ingeniosas y simples que parecen abaratar de forma significativa los saltos en caída libre desde la parte alta de la estratosfera.
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