El ruido y la contaminación acústica son algunos de los grandes retos del transporte aéreo. La gestión convencional de este problema se ha centrado, y sigue centrada en muchos casos, en el componente acústico. Jason Schwartz y Pieter Jan M. Stallen firman dos artículos cuya conclusión va más allá: el ruido trae consigo factores acústicos y no acústicos importantes. El primero está vinculado a la huella acústica (que en España no supera los 60dB). El segundo tiene que ver con condicionantes psico-sociales, más difíciles de gestionar. Juan R. Coca es el autor de este reportaje, que ha publicado www.tendencias21.net.