Alexander Kauric, de 55 años y tripulante de cabina de pasajeros de Lufthansa, fue encontrado muerto en un baño de sangre el pasado 1 de mayo, en la habitación que ocupaba en un hotel de cinco estrellas, en Bangalore (India). El trágico suceso lo descubrieron los empleados del hotel, que fueron alertados por sus compañeros al ver que no aparecía por el aeropuerto. La policía especula que pudo haberse suicidado. Al parecer, se habría causado 15 heridas en la muñeca y otras partes de cuerpo con un trozo de un vidrio de una botella rota. En la habituación no se encontró ningún escrito, según informa Air Journal.