Desnutrido, débil y con problemas renales. Así ha aparecido ayer en el aeropuerto neoyorkino JFK el gato Jack, que el pasado 25 de agosto se disponía a viajar en la bodega de carga de un avión de American Airlines con destino a California junto a su gato hermano Barry y que se salió de la caja en la que estaba antes de ser embarcado, cuando estaba en la zona de carga.
Ahora, siete semanas después, American Airlines ha anunciado que lo entregará a su propietaria y que volará gratis comodamente aposentado en la cabina de un avión.
Ahora, ya hay quien especula que su dueña, Karen Pescoe, podría estar abierta a recibir ofertas que realizar una película relatando la odisea aeroportuaria de Jack, parecida, salvando las distancias, a los 17 años que pasó un iraní en el aeropuerto parisino Charles de Gaulle esperando autorización para entrar en Francia. Sobre esta caso, Steven Speidelber filmó la película «La terminal».
Texto y edición: José Fernández