Cualquiera que haya tenido la inmensa fortuna de viajar a París habrá sentido la necesidad de regresar porque una visita nunca es suficiente. Hay tanto que ver y tanto que visitar, hasta secretos que le confieren más magia de la que ya tiene, que la primera visita se puede considerar de exploración, de conocer someramente la ciudad y elegir lugares en los que adentrarnos en próximas ocasiones para intentar satisfacer el deseo que a buen seguro habrá nacido en todos ustedes.
Todos conocerán el famoso síndrome de París que no es algo eventual, sino que cada año varias personas son afectadas por él. No sé si la idea que tienen ustedes de la ciudad del Sena superará la realidad de lo que van a ver, pero es difícil; hay que verla y motivos sobran. Y es entonces, cuando están decididos por fin, cuando les surgen las dudas de qué visitar. Deciden, para la primera visita ir de monumentos; o visitar algún barrio de los muchos siguiendo los consejos de amigos y conocidos que estuvieron allí ya: quizás el barrio latino; o la Île de la Cité; y ¿por qué no el famosísimo barrio de Montmartre?; ¿Y si elegimos por nuestra cuenta uno de los muchos barrios de París? las dudas no harán más que aumentar. No es sencillo escoger cuando hay tantísimo y de tanta calidad y belleza.
Entre las múltiples, o más bien interminables opciones para conocer París, hay una que se está imponiendo y es de las más románticas como corresponde a tan digna capital. Y no es otra que visitarla en bicicleta. Y, como a pesar de que puedan disfrutar de una envidiable forma física, París es mucha ciudad para verla pedaleando en una sola visita, y las rutas también son varias, así que para la primera vez quizás la opción más adecuada sea la famosísima Rive Gauche.
La parte sur de la ciudad, ya que el Sena la cruza de este a oeste hasta desembocar en la bahía que lleva su mismo nombre en el Canal de la Mancha. Pero la Rive Gauche es algo más que una ubicación geográfica. Es una forma de vestir, de comportarse; una forma de vivir en definitiva; es especial en los distritos V y VI, antiguos barrios bohemios, artísticos e intelectuales de la primera mitad del Siglo XX.
Así pues, en su próxima visita a París usen la bicicleta para conocer la vida de una ciudad que ya les enamoró antes de conocerla. Visiten París en bicicleta y descubran que aparte de las ya conocidas, siempre hay nuevas maneras de vivir una ciudad apasionante toda ella y en cada uno de sus barrios.