Al menos siete personas perdieron la vida en el accidente aéreo que sufrió a primera hora de ayer un Boeing B-17 Flying Fortress de la Segunda Guerra Mundial en el aeropuerto Bradley, en el estado de Connecticut (EEUU). En el avión viajaban 10 personas invitadas a un vuelo y tres tripulantes.
El avión, un imponente cuatrimotor, hacía pocos minutos que había despegado, cuando la tripulación comunicó que regresaba al aeropuerto al tener problemas para mantener la altitud. El avión impactó contra unos depósitos que almacenaban líquidos para quitar el hielo a los aviones y causó la muerte a un operario que se encontraba en el lugar del impacto.
El avión pertenecía a la Collings Foundation, una entidad sin ánimo de lucro ubicada en el estado de Massachusetts. El avión siniestrado había llegado a principios de semana al aeropuerto internacional Bradley en el marco de la gira Wings Freedom Tour, que patrocinaba la fundación propietaria del aparato.
A causa del siniestro el aeropuerto estuvo cerrado al tráfico aéreo varias horas.