Un hombre de 27 años y una mujer de 26 muerieron el pasado viernes 31 de mayo al estrellarse el avión monomotor el que viajaban en las inmediaciones del pantano de San Juan, en el municipio madrileño de San Martín de Valdeiglesias.
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Los fallecidos, cuyos nombres de pila son Eduardo y Elsa, eran instructores de la escuela de pilotos Aerotec, que se fundó en 1993. El impacto de la aeronave provocó un incendio que se extinguió varias horas después, cuando los bomberos consiguieron sofocar el fuego. Después, los sanitarios del Summa 112 confirmaron el fallecimiento de los dos aviadores, según informó Emergencias 112 de la Comunidad de Madrid.
El avión siniestrado es un monomotor Tecnam P-Mentor. Según informa el diario El Mundo, el siniestro pudo deberse a que el avión impactó contra un buitre o un ave de grandes dimensiones.
Accidente aéreo junto al #PantanoDeSanJuan.
Al caer ha provocado un pequeño incendio.#BomberosCM y #SUMMA112 presentes en el lugar, de muy difícil acceso. pic.twitter.com/MlMyU8orzJ
— 112 Comunidad de Madrid (@112cmadrid) May 31, 2024
La avioneta había despegado del aeropuerto de Cuatro Vientos y se ha estrelló entre las 18 y las 18:30 horas en una zona arbolada próxima al pantano y de difícil acceso.
Los servicios de emergencias enviaron a la zona un helicóptero sanitario para monitorizar desde el aire el avance de las llamas y poder evacuar a las víctimas en el caso de que siguiesen con vida. Agentes de Policía Judicial de la Comandancia de Madrid de la Guardia Civil han abierto una investigación para determinar las circunstancias en las que ha ocurrido el accidente mortal.
Comunicado del RACE
Se da la circunstancia de que el Real Aero Club de España (RACE) publicó el mismo día de accidente un comunicado en el que alerta de la importante presencia de buitres en el espacio aéreo en el que vuelan los pequeños aviones monomotores y ultraligeros.
En la comunicación de la entidad se indica que «el buitre y sus colonias son el peligro principal por su peso y tamaño. El impacto con una de estas aves, por pura física, supone una energía cinética muy alta, así que los daños sobre la aeronave siempre serán muy importantes».
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«Los pilotos deben conocer las zonas donde estas aves tienen sus principales colonias, sus alturas de vuelo, las horas en las que están más activos, etc. Además las tripulaciones deben procurar volar lo más alto posible en las zonas más conflictivas. Y también conocer como se deben ejecutar las maniobras evasivas. Y por supuesto la clave: mirar fuera, para intentar detectar las aves lo antes posible, aunque desgraciadamente los tiempos de reacción siempre van a ser muy reducidos».
«¿Y qué se puede hacer desde la administración? Pues reducir las posibilidades de “encuentro” entre aeronaves y aves. Habría que intentar alejar las colonias de buitres de los aeropuertos, y las rutas de salida y llegada, donde los aviones vuelan más bajo y el tráfico es más intenso. Además hay que intentar que los espacios aéreos tengan la máxima altura disponible sobre el terreno, para que así las aeronaves de aviación general y deportiva puedan volar lo más alto posible. De esta forma se reduce mucho la posibilidad de encuentro».
De confirmarse que el accidente se debió al impacto con una ave de grandes dimensiones, será el segundo accidente de este tipo en un mes en España ya que el pasado 6 de mayo falleció el piloto acrobático Olivier Masurel cuando sobrevolaba Ciudad Real y la aeronave que pilotaba impactó contra un buitre.
