La erupción del volcán islandés y la nube de cenizas volcánicas que ha provocado el cierre del espacio aéreo de gran parte del norte de Europa, y por tanto, la cancelación de los vuelos programados debe considerarse circunstancia extraordinaria, ya que la cancelación de dichos vuelos se debe a circunstancias que no podrían haberse evitado incluso si se hubieran tomado todas las medidas razonables.